SERGIO, MAURICIO Y DANIEL (2da. Época): “A veces una huelga/ les arruina el alma” Mario Benedetti.
sobre informe de Consultora Oximoron
Redacción Final de Carolina Mantegari,
especial para JorgeAsísDigital
Redacción Final de Carolina Mantegari,
especial para JorgeAsísDigital
Introducción
Bajada de línea
Designarlo como enemigo a Sergio.
Preferirlo como sucesor a Mauricio.
Esmerilarlo a Daniel.
Preferirlo como sucesor a Mauricio.
Esmerilarlo a Daniel.
En su resistente declinación, el cristinismo logra mantener, pese a la plenitud del desgaste, el control de la iniciativa. Impulsa delirios de relativa magnitud que despiertan perplejidad y admiraciones.
Niega el ajuste que en simultáneo ejecuta.
Desmiente su propia mentira sobre el crecimiento.
Tergiversa con desenfado la realidad para construir la realidad del circuito cerrado. A través de la producción permanente de microclimas. Con la fantasía que aún pueden quedarse. Con la pretensión de dominar. Y -curiosamente- domina.
Nada más rotundo que el cristinismo para conocer las limitaciones de la dirigencia (y la sociedad) argentina.
Niega el ajuste que en simultáneo ejecuta.
Desmiente su propia mentira sobre el crecimiento.
Tergiversa con desenfado la realidad para construir la realidad del circuito cerrado. A través de la producción permanente de microclimas. Con la fantasía que aún pueden quedarse. Con la pretensión de dominar. Y -curiosamente- domina.
Nada más rotundo que el cristinismo para conocer las limitaciones de la dirigencia (y la sociedad) argentina.
Osiris Alonso D’Amomio
Director- Consultora Oximoron
Director- Consultora Oximoron
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1.- Milton compite con Juanjo
Entre tanto desvarío el cristinismo debe, invariablemente, comerse una huelga.
Es precisamente aquí donde la bajada de línea, con que se inicia el informe, adquiere ribetes de patología.
Es cuando Milton Capitanich, El Premier, un gobernador que supo dilapidar el imaginario de un cuadro sensato, destruye su credibilidad para competir en la práctica con Tito Lusiardo, alias Juanjo.
Porque Capitanich emerge como el jefe (involuntario) de la campaña presidencial de Sergio Massa, Aire y Sol II. Al extremo de sindicarlo como el verdadero beneficiario. Instigador del próximo paro del 10 de abril, que amenaza con ser importante. Garantía exclusiva de paralización, que invoca un clásico poema de Mario Benedetti.
“A veces una huelga/ les arruina el alma”.
Es precisamente aquí donde la bajada de línea, con que se inicia el informe, adquiere ribetes de patología.
Es cuando Milton Capitanich, El Premier, un gobernador que supo dilapidar el imaginario de un cuadro sensato, destruye su credibilidad para competir en la práctica con Tito Lusiardo, alias Juanjo.
Porque Capitanich emerge como el jefe (involuntario) de la campaña presidencial de Sergio Massa, Aire y Sol II. Al extremo de sindicarlo como el verdadero beneficiario. Instigador del próximo paro del 10 de abril, que amenaza con ser importante. Garantía exclusiva de paralización, que invoca un clásico poema de Mario Benedetti.
“A veces una huelga/ les arruina el alma”.
Por lo tanto Capitanich, para complacer a La Doctora, acentúa el carácter de enemigo que se le asigna a Massa.
De los tres protagonistas de la miniserie, en esta segunda época es Massa quien desafía el poder cristinista (que supo compartir). Y hasta se atreve a modificarles los ejes de la agenda.
En su error, Capitanich y la prensa subsidiada del cristinismo lo suman gratis, a la Franja de Massa, como de paso, a Hugo Moyano, El Charol, y al progresista Michelli. Como sí ambos mantuvieran la misma posición de Luis Barrionuevo, el Viejo Harry (como lo llamaba Triacca). Quien, de apoyar como presidenciable a De la Sota, pasó a apoyarlo a Massa.
Sin percatarse, acaso, que De la Sota se replegó, es cierto. Pero fue sólo para tomar aire renovado y abrir otra ventanilla. Para las filas del peronismo disperso.
De los tres protagonistas de la miniserie, en esta segunda época es Massa quien desafía el poder cristinista (que supo compartir). Y hasta se atreve a modificarles los ejes de la agenda.
En su error, Capitanich y la prensa subsidiada del cristinismo lo suman gratis, a la Franja de Massa, como de paso, a Hugo Moyano, El Charol, y al progresista Michelli. Como sí ambos mantuvieran la misma posición de Luis Barrionuevo, el Viejo Harry (como lo llamaba Triacca). Quien, de apoyar como presidenciable a De la Sota, pasó a apoyarlo a Massa.
Sin percatarse, acaso, que De la Sota se replegó, es cierto. Pero fue sólo para tomar aire renovado y abrir otra ventanilla. Para las filas del peronismo disperso.
2.- Miedo de Crecer
Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, suele elevarse como la apuesta más consistente de La Doctora.
Pero la jugada está tan divulgada que ya la trafica cualquier locutor del cable.
Aquí Oximoron se permite dudar. Significa no comprar el cuento de que La Doctora quiere que el próximo turno (engañoso) este reservado para el “no peronismo”.
No hay que creer ni en la renguera del perro ni en las tribulaciones estratégicas de los peronistas. Siempre -según el Informe- “la mandan cambiada”.
El Informe se permite impugnar también otra idea instalada. Que si se viene nomás el turno “no peronista” es una consecuencia exitosa, calculada por la inteligencia perversa de La Doctora.
Al contrario, si en 2015 se impone la “acción y aventura” del “no peronismo” será como reflejo pavloviano de los desastres seriales que deja, como balance, la desperdiciada década Kirchner-cristinista.
Los “no peronistas” tendrían -como evaluación- que cuidarse. Sin permitir que prospere el relato que les tergiverse la eventual victoria. El regreso al gobierno. A la acción y -como siempre les corresponde- la aventura.
Como expresión institucional del macricaputismo, el PRO es un conglomerado gerencial de amarillos que evocan el “Miedo a volar”.
Es el título de la novela de Erica Jong. En el PRO lo que aparece, en cambio, es el Miedo de Crecer. Abunda una cierta ineptitud estructural para proyectarse nacionalmente. Les permite el florecimiento de la nostalgia anticipada, por la pequeñez perdida.
Con Macri fuera del juego local comienza a cimentarse el riesgo interno por la sucesión, en el Artificio Autónomo de la ciudad.
Son muy pocos los que se muestran convencidos que el sucesor deba invariablemente ser Horacio Rodríguez Larreta, El Carismático de Mataderos y Soldati.
Para liberarle de dificultades el ascenso, incluso despacharon a la abnegada señora María Eugenia Vidal, La Muchacha del Flores de Girondo, para pregonar en la provincia (inviable), con suerte relativa, sobre los atributos del macricaputismo.
Aparte, a la señora Gabriela Michetti la tienen muy entusiasmada con el proyecto nacional. Y con la potencia de su vínculo político amistoso con Ernesto Sanz, La Esperanza Blanca (cliquear). Es el radical que los macricaputistas ambicionan mantener como compañero de fórmula de Mauricio. En segunda vuelta, sería -confirman- invencible.
Sería lo mejor, en todo caso, para Horacito El Carismático. Porque el acercamiento con los radicales les permitiría anular los efectos nocivos de la candidatura de Martin Lousteau, El Noble Victoriano. O de la señora Elisa Carrió, la Empresaría en Demoliciones. Alcoyana.
La activación del acercamiento entre los radicales y el PRO es resistido, hasta hoy, sólo por los socialistas que pesan. Los mormones de Santa Fe.
Los que ya saben que “Reutemann va por Binner”.
Significa confirmar que si Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto, es el candidato a presidente del amontonamiento UNEN, Reutemann, Mister Universo 1962, va a esmerarse por acompañarlo a Massa, como vice.
Y si Binner se baja del caballo presidencial para cuidar el territorio, y erigirse como gobernador de Santa Fe, Reutemann, según nuestras fuentes, se decide entonces a pelear por la gobernación.
En una interna de descendientes de inmigrantes suizos que amenaza con ser apasionante. Con fondo entretenido de balazos, cadáveres contables y bunkers protegidos por sus propios dueños.
Pero la jugada está tan divulgada que ya la trafica cualquier locutor del cable.
Aquí Oximoron se permite dudar. Significa no comprar el cuento de que La Doctora quiere que el próximo turno (engañoso) este reservado para el “no peronismo”.
No hay que creer ni en la renguera del perro ni en las tribulaciones estratégicas de los peronistas. Siempre -según el Informe- “la mandan cambiada”.
El Informe se permite impugnar también otra idea instalada. Que si se viene nomás el turno “no peronista” es una consecuencia exitosa, calculada por la inteligencia perversa de La Doctora.
Al contrario, si en 2015 se impone la “acción y aventura” del “no peronismo” será como reflejo pavloviano de los desastres seriales que deja, como balance, la desperdiciada década Kirchner-cristinista.
Los “no peronistas” tendrían -como evaluación- que cuidarse. Sin permitir que prospere el relato que les tergiverse la eventual victoria. El regreso al gobierno. A la acción y -como siempre les corresponde- la aventura.
Como expresión institucional del macricaputismo, el PRO es un conglomerado gerencial de amarillos que evocan el “Miedo a volar”.
Es el título de la novela de Erica Jong. En el PRO lo que aparece, en cambio, es el Miedo de Crecer. Abunda una cierta ineptitud estructural para proyectarse nacionalmente. Les permite el florecimiento de la nostalgia anticipada, por la pequeñez perdida.
Con Macri fuera del juego local comienza a cimentarse el riesgo interno por la sucesión, en el Artificio Autónomo de la ciudad.
Son muy pocos los que se muestran convencidos que el sucesor deba invariablemente ser Horacio Rodríguez Larreta, El Carismático de Mataderos y Soldati.
Para liberarle de dificultades el ascenso, incluso despacharon a la abnegada señora María Eugenia Vidal, La Muchacha del Flores de Girondo, para pregonar en la provincia (inviable), con suerte relativa, sobre los atributos del macricaputismo.
Aparte, a la señora Gabriela Michetti la tienen muy entusiasmada con el proyecto nacional. Y con la potencia de su vínculo político amistoso con Ernesto Sanz, La Esperanza Blanca (cliquear). Es el radical que los macricaputistas ambicionan mantener como compañero de fórmula de Mauricio. En segunda vuelta, sería -confirman- invencible.
Sería lo mejor, en todo caso, para Horacito El Carismático. Porque el acercamiento con los radicales les permitiría anular los efectos nocivos de la candidatura de Martin Lousteau, El Noble Victoriano. O de la señora Elisa Carrió, la Empresaría en Demoliciones. Alcoyana.
La activación del acercamiento entre los radicales y el PRO es resistido, hasta hoy, sólo por los socialistas que pesan. Los mormones de Santa Fe.
Los que ya saben que “Reutemann va por Binner”.
Significa confirmar que si Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto, es el candidato a presidente del amontonamiento UNEN, Reutemann, Mister Universo 1962, va a esmerarse por acompañarlo a Massa, como vice.
Y si Binner se baja del caballo presidencial para cuidar el territorio, y erigirse como gobernador de Santa Fe, Reutemann, según nuestras fuentes, se decide entonces a pelear por la gobernación.
En una interna de descendientes de inmigrantes suizos que amenaza con ser apasionante. Con fondo entretenido de balazos, cadáveres contables y bunkers protegidos por sus propios dueños.
3.- El Milagro Scioli
Los docentes, para Daniel, resultaron finalmente peores que los policías para De la Sota y Binner. Corporaciones peligrosas.
Daniel sabe que no puede ser el sucesor con La Doctora en contra.
Pero la “Madre de todos los argentinos” se dispone a horadarlo. Esmerilarlo torpemente mientras percibe que no tiene a ningún otro mejor que Daniel, al menos para que le cumpla el rol de Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas).
Como Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol I, representa un inconcebible milagro político de sobrevivencia, con seguridad va a llegar a la conversación final. Aunque se encuentre, para el profano, lacerado.
Pero sin aniquilar nunca su “fe, su esperanza”. La ideología del vitalismo que le dio ostensibles resultados, y le permite ir “siempre para adelante”. Y sortear los precipicios.
Daniel sabe que no puede ser el sucesor con La Doctora en contra.
Pero la “Madre de todos los argentinos” se dispone a horadarlo. Esmerilarlo torpemente mientras percibe que no tiene a ningún otro mejor que Daniel, al menos para que le cumpla el rol de Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas).
Como Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol I, representa un inconcebible milagro político de sobrevivencia, con seguridad va a llegar a la conversación final. Aunque se encuentre, para el profano, lacerado.
Pero sin aniquilar nunca su “fe, su esperanza”. La ideología del vitalismo que le dio ostensibles resultados, y le permite ir “siempre para adelante”. Y sortear los precipicios.
A Urribarri, El Padre del Marcador de Punta, en cambio, hay que esperarlo.
Es un enigma indescifrable, y aún no comenzó a rodar. Le falta demostrar que su único atributo no es el desconocimiento.
Pero los plazos se reducen. Y ni Domínguez, El Lindo Julián, ni Florencio Randazzo, El Loco, superan el techo de la provincia (inviable) de Buenos Aires.
Para colmo, hablar de Zannini, El Cenador, como candidato, es una travesura del lenguaje. Aunque se lo haga cerrar el emotivo acto de la ESMA, y el chinito despunte con una estudiantina verbal de colegio secundario. Como si fuera todavía aquel preso olvidado, casi irrelevante, que se diseña entre las páginas de la biografía que le dedicó Eduardo Zanini. Casi un homónimo que, en otro exceso inexplicable del lenguaje, se atreve a calificarlo, al Cenador, como “el inventor del kirchnerismo”.
Es un enigma indescifrable, y aún no comenzó a rodar. Le falta demostrar que su único atributo no es el desconocimiento.
Pero los plazos se reducen. Y ni Domínguez, El Lindo Julián, ni Florencio Randazzo, El Loco, superan el techo de la provincia (inviable) de Buenos Aires.
Para colmo, hablar de Zannini, El Cenador, como candidato, es una travesura del lenguaje. Aunque se lo haga cerrar el emotivo acto de la ESMA, y el chinito despunte con una estudiantina verbal de colegio secundario. Como si fuera todavía aquel preso olvidado, casi irrelevante, que se diseña entre las páginas de la biografía que le dedicó Eduardo Zanini. Casi un homónimo que, en otro exceso inexplicable del lenguaje, se atreve a calificarlo, al Cenador, como “el inventor del kirchnerismo”.