Renovada estructura de poder para diciembre.
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
“¿Ahora Gioja nos va a decir cómo tenemos que comportarnos?”, se inquiere la Garganta. “¿Y Alperovich de pronto nos va a bajar la línea? ¿O tendremos que seguir el ejemplo de Insfrán? ¿A quién le ganaron?”.
La Garganta define con una sentencia: “Esto viene para quilombo”.
La Garganta define con una sentencia: “Esto viene para quilombo”.
Con la invariable presidencia de Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, emerge la nueva estructura de poder.
Trátase de la legitimidad política inspirada, según nuestras fuentes, en los Gobernadores del Justicialismo. Junto a pares aliados, como por ejemplo Sapag, de Neuquén, clavado para Ministro de Energía. O Closs, de Misiones, clavado para Turismo.
En este caso, son Gobernadores utilizados para respaldar. Para fortalecer y no (al menos en el principio) para conspirar.
El objetivo consiste en reinstalar positivamente -en medio del positivismo del Aire y del Sol- aquella Liga de Gobernadores.
Desvanecido el rol de las organizaciones gremiales, para el imaginario, la Liga representa la verdadera columna vertebral del peronismo (hoy en estado vegetal).
La Liga de referencia, que integraba Kirchner, El Furia, suplió, precipitadamente, al tambaleante radical De la Rúa. Para hacerse cargo del desastre (generado).
Como conocía de sobra a sus pares, en cuanto se hizo con la presidencia, lo primero que hizo El Furia fue desvencijarla. Acabó con la Liga, para evitar, con los temibles aparatos electrónicos de Stiuso, que entre ellos se comunicaran, siquiera, por teléfono.
Trátase de la legitimidad política inspirada, según nuestras fuentes, en los Gobernadores del Justicialismo. Junto a pares aliados, como por ejemplo Sapag, de Neuquén, clavado para Ministro de Energía. O Closs, de Misiones, clavado para Turismo.
En este caso, son Gobernadores utilizados para respaldar. Para fortalecer y no (al menos en el principio) para conspirar.
El objetivo consiste en reinstalar positivamente -en medio del positivismo del Aire y del Sol- aquella Liga de Gobernadores.
Desvanecido el rol de las organizaciones gremiales, para el imaginario, la Liga representa la verdadera columna vertebral del peronismo (hoy en estado vegetal).
La Liga de referencia, que integraba Kirchner, El Furia, suplió, precipitadamente, al tambaleante radical De la Rúa. Para hacerse cargo del desastre (generado).
Como conocía de sobra a sus pares, en cuanto se hizo con la presidencia, lo primero que hizo El Furia fue desvencijarla. Acabó con la Liga, para evitar, con los temibles aparatos electrónicos de Stiuso, que entre ellos se comunicaran, siquiera, por teléfono.
A los Gobernadores, y algunos ex, Scioli planifica integrarlos al próximo gabinete. Otra vez, adquiere importancia sustancial el Ministerio del Interior. Deja de ser una cartera de adorno, a la que se le adosó Transporte, para darle un poco de caja y de trabajo. El Ministerio se reserva para Urribarri, de Entre Ríos, Padre del Marcador de Punta.
Se reserva también la Cancillería para Juan Manuel Urtubey, El Bello Otero, de Salta, sobrino y discípulo del inolvidable Julio Mera Figueroa.
Es una designación que se convierte, acaso, en un doble error. Para Scioli como para el propio Urtubey. Ocurre que el sobrino de Julio es la joya estratégica del PJV (Partido Justicialista Vegetal). Suele contemplarse a diario y el espejo lo refleja como el próximo presidenciable, con banda y todo. Y a cualquier presidente -así se trate de Scioli- puede molestarle contar con un ministro de expectativas tan cantadas (no olvidar la relación de Menem con Cavallo).
Por lo tanto, Mousalli, el indiscutible hombre fuerte del sciolismo, revisa minuciosamente los pergaminos de otros aspirantes. Como Guillermo Franco, Andrés Cisneros, Matías Garfunkel-Madanes, o Jorge Telerman, El Peladito de Badía, que resiste la idea de sepultarse en el aburrimiento piadoso de Cultura.
Se reserva también la Cancillería para Juan Manuel Urtubey, El Bello Otero, de Salta, sobrino y discípulo del inolvidable Julio Mera Figueroa.
Es una designación que se convierte, acaso, en un doble error. Para Scioli como para el propio Urtubey. Ocurre que el sobrino de Julio es la joya estratégica del PJV (Partido Justicialista Vegetal). Suele contemplarse a diario y el espejo lo refleja como el próximo presidenciable, con banda y todo. Y a cualquier presidente -así se trate de Scioli- puede molestarle contar con un ministro de expectativas tan cantadas (no olvidar la relación de Menem con Cavallo).
Por lo tanto, Mousalli, el indiscutible hombre fuerte del sciolismo, revisa minuciosamente los pergaminos de otros aspirantes. Como Guillermo Franco, Andrés Cisneros, Matías Garfunkel-Madanes, o Jorge Telerman, El Peladito de Badía, que resiste la idea de sepultarse en el aburrimiento piadoso de Cultura.
Al cierre del despacho, de la flamante estructura de poder de los gobernadores queda infortunadamente afuera José De la Sota, El Cuarto Hombre. Porque el cordobés insiste en la aventura electoral. En el paseo cotidiano por los canales junto al eslabón perdido. Mientras tanto su sucesor, Schiaretti, Juan Vuelve, gobernador electo de Córdoba, ya mantiene lazos demasiado aceitados con el Aire y el Sol. Consolidados, diríase.
Como mantiene también sus lazos Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol. En una relación armónica con Scioli asegurada, según nuestras fuentes, por dos buenos amigos asociados.
Cristóbal, por parte de Scioli, y Tinelli, por parte de Geniol, que saborea desde ya los aires del “cambio”. Ampliaremos.
La relación con Aníbal, El Neo Corach, es para tratar aparte. En prometido abordaje.
Como mantiene también sus lazos Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol. En una relación armónica con Scioli asegurada, según nuestras fuentes, por dos buenos amigos asociados.
Cristóbal, por parte de Scioli, y Tinelli, por parte de Geniol, que saborea desde ya los aires del “cambio”. Ampliaremos.
La relación con Aníbal, El Neo Corach, es para tratar aparte. En prometido abordaje.
El orden natural
Jefes que llegan cargados de experiencias y aptitudes de mando.
A falta del gran jefe nacional (característica del vigente Peronismo Vegetal) podrá asistirse a la suma extraña de jefaturas locales. Unificadas a través del positivismo sciolista.
Fueron hilvanadas meticulosamente, según nuestras fuentes, por el extinto Juan Carlos Mazzón, El Chueco.
Significa confirmar que para el primer tramo del ciclo que se avecina, la administración arrastra la idea del regreso hacia “el orden natural”. A los efectos de acabar, de raíz, con el eficaz puenteo de los intendentes que el kirchnerismo supo instalar. Para tijeretear los atributos de los gobernadores.
En los doce años que se destinan al canasto, los intendentes de peso, o más o menos, trataban directamente con los funcionarios nacionales, en desmedro de los gobernadores. Los que eran ablandados. Sometidos a las arbitrarias demostraciones de aplausos, con o sin cadena nacional. O en una burla al federalismo que alcanzaba el éxtasis de la humillación, cuando los gobernadores participaban, disciplinadamente, del show ceremonial de la firma de prórroga de deudas.
Paradójicamente, la inflamación de los intendentes puenteadores, representó también el germen de la aniquilación del cristinismo. Porque La Doctora fue reducida por los intendentes confabulados que el mismo kirchnerismo inflamó. Fue a través de aquellos mini-gobernadores acelerados de Buenos Aires, la Provincia Inviable, que Sergio Massa, El Renovador de la Permanencia, reprodujo -con la ayuda de Mauricio, el Ángel Exterminador- el esquema transitorio de poder que permitió acabar, para siempre, con “el sueño eterno”. El de la Doctora Eterna.
A falta del gran jefe nacional (característica del vigente Peronismo Vegetal) podrá asistirse a la suma extraña de jefaturas locales. Unificadas a través del positivismo sciolista.
Fueron hilvanadas meticulosamente, según nuestras fuentes, por el extinto Juan Carlos Mazzón, El Chueco.
Significa confirmar que para el primer tramo del ciclo que se avecina, la administración arrastra la idea del regreso hacia “el orden natural”. A los efectos de acabar, de raíz, con el eficaz puenteo de los intendentes que el kirchnerismo supo instalar. Para tijeretear los atributos de los gobernadores.
En los doce años que se destinan al canasto, los intendentes de peso, o más o menos, trataban directamente con los funcionarios nacionales, en desmedro de los gobernadores. Los que eran ablandados. Sometidos a las arbitrarias demostraciones de aplausos, con o sin cadena nacional. O en una burla al federalismo que alcanzaba el éxtasis de la humillación, cuando los gobernadores participaban, disciplinadamente, del show ceremonial de la firma de prórroga de deudas.
Paradójicamente, la inflamación de los intendentes puenteadores, representó también el germen de la aniquilación del cristinismo. Porque La Doctora fue reducida por los intendentes confabulados que el mismo kirchnerismo inflamó. Fue a través de aquellos mini-gobernadores acelerados de Buenos Aires, la Provincia Inviable, que Sergio Massa, El Renovador de la Permanencia, reprodujo -con la ayuda de Mauricio, el Ángel Exterminador- el esquema transitorio de poder que permitió acabar, para siempre, con “el sueño eterno”. El de la Doctora Eterna.
El poder que no cesa
Tensiones previsibles entre los Gobernadores que renacen, y los exponentes del poder que no cesa. Que se resiste a cesar.
Con cuadros que van a nuclearse alrededor de Aníbal, clavado como gobernador de Buenos Aires.
Aníbal emerge como el mayor receptor de los ambiciosos jóvenes de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. Organización que tiene una estrategia generacional de poder. Y planifica, a pesar de todo, una demostración de fuerza.
Con cuadros que van a nuclearse alrededor de Aníbal, clavado como gobernador de Buenos Aires.
Aníbal emerge como el mayor receptor de los ambiciosos jóvenes de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. Organización que tiene una estrategia generacional de poder. Y planifica, a pesar de todo, una demostración de fuerza.
Ante la lógica lícita de la incertidumbre, La Cámpora atraviesa una anticipada atmósfera de crisis.
Fue inventada, diagramada y financiada desde el Estado. Diseñada, en realidad, por El Furia, después del colapso de Compromiso K. Cuando ya le había entregado a su esposa el bien ganancial del poder.
Aferrada al presupuesto, La Cámpora se acostumbró a gobernar desde Olivos. Con la instructiva luz verde de La Doctora y la jefatura sobreactuada de Máximo, En el Nombre del Hijo, hoy en campaña en Santa Cruz.
Fue inventada, diagramada y financiada desde el Estado. Diseñada, en realidad, por El Furia, después del colapso de Compromiso K. Cuando ya le había entregado a su esposa el bien ganancial del poder.
Aferrada al presupuesto, La Cámpora se acostumbró a gobernar desde Olivos. Con la instructiva luz verde de La Doctora y la jefatura sobreactuada de Máximo, En el Nombre del Hijo, hoy en campaña en Santa Cruz.
A partir del deceso de El Furia, después del histórico acto de Vélez -abril de 2011- y a través de la utopía de “ir por todo” de La Doctora, los muchachos se dedicaron a capturar los diferentes resortes del Estado. Para poblarlos.
Con más puntos de contacto con la Coordinadora radical, de los ochenta, que con los Montoneros de los setenta, estos referentes generacionales signan la etapa que se clausura. Para ubicarse en el centro del litigio, pero con decenas de diputados propios.
Los encabeza De Pedro, El Wado, que se reserva el manejo de la Cámara. Del mismo modo que Julián Alvárez, El Soberbio de Lanús, pretende reservarse el control de la Justicia, así gane o pierda en la mini-gobernación de Lanús. Y como si no irrumpiera pronto Casal, El Peruca.
Treintones enfrentados -De Pedro y Álvarez- por distintos criterios “para la construcción”, con Larroque, El Cuervo, u Ottavis, El Peronista de la Banda.
Con la representación de La Doctora, que se va, y con la predisposición de Aníbal, que se queda, los generacionales de La Cámpora se disponen a enfrentar los rigores del debilitamiento. De la tentación sciolista, la posible dispersión, o la abrupta pérdida de influencia.
“¿Estos gobernadores que se la llevaron toda van a venir a acusarnos de ñoquis? ¿Desde cuándo? ¿A quién le g…”.
Con más puntos de contacto con la Coordinadora radical, de los ochenta, que con los Montoneros de los setenta, estos referentes generacionales signan la etapa que se clausura. Para ubicarse en el centro del litigio, pero con decenas de diputados propios.
Los encabeza De Pedro, El Wado, que se reserva el manejo de la Cámara. Del mismo modo que Julián Alvárez, El Soberbio de Lanús, pretende reservarse el control de la Justicia, así gane o pierda en la mini-gobernación de Lanús. Y como si no irrumpiera pronto Casal, El Peruca.
Treintones enfrentados -De Pedro y Álvarez- por distintos criterios “para la construcción”, con Larroque, El Cuervo, u Ottavis, El Peronista de la Banda.
Con la representación de La Doctora, que se va, y con la predisposición de Aníbal, que se queda, los generacionales de La Cámpora se disponen a enfrentar los rigores del debilitamiento. De la tentación sciolista, la posible dispersión, o la abrupta pérdida de influencia.
“¿Estos gobernadores que se la llevaron toda van a venir a acusarnos de ñoquis? ¿Desde cuándo? ¿A quién le g…”.
Continuará