CÓMO GANAR AMIGOS (I): La Argentina imprevisible se vuelve previsible en el marco de la imprevisibilidad integral.
En el contexto del acompañamiento prometido durante los iniciales 120 días, se constata que Argentina consolida la natural vocación por ser uno de los países más imprevisibles del universo.
Por la insólita facilidad para el cambio de reglas del juego. Por la capacidad para re-significar el discurso dominante.
Por la insólita facilidad para el cambio de reglas del juego. Por la capacidad para re-significar el discurso dominante.
La Argentina es tan imprevisible que se vuelve, en cualquier momento, sensata y previsible.
Como amenaza serlo, en adelante, con Mauricio Macri (pero siempre dentro de la imprevisibilidad natural que la caracteriza).
Históricamente, sea a través de la democracia o del facto, aquí se naufraga entre las oscilaciones antagónicas. Se registran los saltos posicionales. De una impostura hacia otra.
Con la sucesión de principios que inspiraban a Bernard Shaw y Groucho Marx.
“Si no les gusta estos principios, tengo otros”.
Como amenaza serlo, en adelante, con Mauricio Macri (pero siempre dentro de la imprevisibilidad natural que la caracteriza).
Históricamente, sea a través de la democracia o del facto, aquí se naufraga entre las oscilaciones antagónicas. Se registran los saltos posicionales. De una impostura hacia otra.
Con la sucesión de principios que inspiraban a Bernard Shaw y Groucho Marx.
“Si no les gusta estos principios, tengo otros”.
Por lo tanto, tienen cierta razón los pensadores y políticos de países vecinos cuando se resisten a tomarnos con seriedad. Como se obstinan también en no hacernos mayor caso en ninguno de los avances de vanguardia. Porque siempre, en la Argentina, se puede volver atrás. Y se vuelve. Dale que va.
Es una de las explicaciones del principal apotegma ideológico del Portal.
“Indica que todo, en Argentina, termina mal. Siempre”.
Sólo hay que darle un poco de tiempo al nuevo gobierno para que construya las bases sólidas de su propio fracaso. Que sustente -y legitime- los primeros 120 días del próximo gobierno. Para que desarticule lo (mal) hecho por el anterior. ¿El actual? Y así sucesivamente. Hasta que se perfore la dinámica descripta. Ojalá que Macri pueda perforarla.
Es una de las explicaciones del principal apotegma ideológico del Portal.
“Indica que todo, en Argentina, termina mal. Siempre”.Sólo hay que darle un poco de tiempo al nuevo gobierno para que construya las bases sólidas de su propio fracaso. Que sustente -y legitime- los primeros 120 días del próximo gobierno. Para que desarticule lo (mal) hecho por el anterior. ¿El actual? Y así sucesivamente. Hasta que se perfore la dinámica descripta. Ojalá que Macri pueda perforarla.
Del aliado Extra OTAN a la Contra Cumbre
De guardianes inapelables de los valores occidentales, aquí se pasó sin escalas a la alucinación recuperadora de Malvinas.
De las placenteras “relaciones carnales”, y de la condición de “aliado extra OTAN”, aquí se pasó, del brazo de Chávez, a la emocionante Contra Cumbre de Mar del Plata. O a la vigente pedantería anti bolivariana. Virajes, todos, que suelen atormentar, hasta la resignación, a las cancillerías adictas al ejercicio inútil de la coherencia. La artesanía del rigor, que con voluntad televisiva aquí se denomina “políticas de Estado”. Una ficción literalmente imposible.
De las placenteras “relaciones carnales”, y de la condición de “aliado extra OTAN”, aquí se pasó, del brazo de Chávez, a la emocionante Contra Cumbre de Mar del Plata. O a la vigente pedantería anti bolivariana. Virajes, todos, que suelen atormentar, hasta la resignación, a las cancillerías adictas al ejercicio inútil de la coherencia. La artesanía del rigor, que con voluntad televisiva aquí se denomina “políticas de Estado”. Una ficción literalmente imposible.
Al contrario. Menem pudo avanzar con su fuerte utopía occidental. Con la pertenencia al Primer Mundo que admitía viajar hacia los Estados Unidos sin visa, y hasta con un registro de conductor vencido. Y estampillarse, incluso, como “aliado extra OTAN”. Aunque el inspirado diplomático chileno, que incluso llegó a conducir la ociosidad de la OEA, decía al respecto: “no encuentro a nadie que me explique con claridad qué es eso de ser aliado extra OTAN”.Pero pronto Kirchner desenganchó el vagón de la Argentina del tren ilusorio del Primer Mundo, y no tuvo reparos en inclinarse por la retórica bolivariana. Para desmantelar, con Chávez y el Evo, el proyecto del ALCA. De local y ante la nariz desconcertada de Bush junior, al que ya no le tocaban la rodilla. Y Kirchner se atrevió a patrocinar, con D’Elía y Maradona, una manifestación inolvidable que arrastró a la Argentina imprevisible hacia el cadalso del aislamiento bolivariano.
Mientras tanto, aquellos militares liberados por Menem ya habían vuelto, con Kirchner, a la prisión. Ahora de Marcos Paz. Con el objetivo logrado de hacerlos morir de viejos. Y cualquiera que señalara el cambio de reglas del juego se arriesgaba a ser tildado de cómplice del “genocidio” y del robo de bebés. Mejor otorgar. Callarse.
El indulto a Magnetto
Si Menem indultó a Videla, perfectamente Macri puede indultar a Magnetto.
Gracias a los deslizamientos de Pablo Casey, El Sobrinito. Y a la inspiración literaria de Rodríguez Simón, El Pepín.
El cuadro es más complejo aún. Porque los indultos de Menem, para Kirchner, equivalen, para Macri, al desmoronamiento de la Ley de Medios. La utopía documental que impulsó La Doctora, ante la algarabía de los diputados del FPV que se abrazaban mimosamente cuando se aprobó la ley. Y ante los ojos surcados de lágrimas conmovedoras del Gaby Mariotto y la doctora Peñafort.
Pero otra vez, como siempre, se tropieza con la idea recurrente del retroceso. Para convertir en texto muerto la sentencia demencial y mal formulada contra el Grupo Clarín, que de manera transversal atraviesa todos los posicionamientos de esta historia. Con el apoyo frigerista a los militares del “proceso”. Con el apoyo a los juicios (de esos militares) en los años de Alfonsín. O con el apoyo casi cómplice en los primeros cinco años del ciclo kirchnerista, hasta que se desatara el alberdiano “crimen de la guerra”. Generada por el voluntarismo de la ley que ahora Macri y Peña masacran.
El Grupo Clarín cierra el círculo con el apoyo incondicional a Macri, que emerge, a su pesar, como el sicario que mata la Ley que le declaraba “la guerra al periodismo”. O sea a Clarín.
Gracias a los deslizamientos de Pablo Casey, El Sobrinito. Y a la inspiración literaria de Rodríguez Simón, El Pepín.
El cuadro es más complejo aún. Porque los indultos de Menem, para Kirchner, equivalen, para Macri, al desmoronamiento de la Ley de Medios. La utopía documental que impulsó La Doctora, ante la algarabía de los diputados del FPV que se abrazaban mimosamente cuando se aprobó la ley. Y ante los ojos surcados de lágrimas conmovedoras del Gaby Mariotto y la doctora Peñafort.Pero otra vez, como siempre, se tropieza con la idea recurrente del retroceso. Para convertir en texto muerto la sentencia demencial y mal formulada contra el Grupo Clarín, que de manera transversal atraviesa todos los posicionamientos de esta historia. Con el apoyo frigerista a los militares del “proceso”. Con el apoyo a los juicios (de esos militares) en los años de Alfonsín. O con el apoyo casi cómplice en los primeros cinco años del ciclo kirchnerista, hasta que se desatara el alberdiano “crimen de la guerra”. Generada por el voluntarismo de la ley que ahora Macri y Peña masacran.
El Grupo Clarín cierra el círculo con el apoyo incondicional a Macri, que emerge, a su pesar, como el sicario que mata la Ley que le declaraba “la guerra al periodismo”. O sea a Clarín.
Entonces Macri llega para salvarlo a Magnetto. Del mismo modo providencial que Duhalde llegó para entregarle a Magnetto en bandeja la “ley cultural”, por mérito de Jorge Rendo. Y la “pesificación asimétrica”. Gloria que siempre van a negar.
El cadáver de la Ley de Medios remite, aparte, al cadáver de La lesa Convertibilidad.
Es inútil que Domingo Cavallo estire el velatorio de su gran obra. Que denuncie las complicidades que nadie, en definitiva, quiere escuchar.
Es inútil que Domingo Cavallo estire el velatorio de su gran obra. Que denuncie las complicidades que nadie, en definitiva, quiere escuchar.
Kirchner, maestro de Macri
Para ganar amigos puede decirse, en realidad, que sin darse cuenta Macri sigue las enseñanzas culposas de su maestro Kirchner.
En la práctica, Macri llega a la presidencia tan debilitado como Kirchner. Pero Macri tuvo la suerte que Scioli -al contrario de Menem- se atrevió al “coche al muere” (cliquear), para presentarse en la segunda vuelta.
Lo que el macricaputismo hizo con la Ley de Medios -y con la demencia del AFSCA- remite a lo que hizo Kirchner, junto a Zannini, para terminar con la carrera judicial de aquel pobre Procurador Eduardo Sosa. El que atormentaba, a Kirchner, en los inicios de Santa Cruz.
Entonces dibujó una reestructuración del área para acabar con su puesto, que de pronto -cosa de Mandinga- no existió más.
Una feliz instrumentación que se renueva para liquidar al irritante Sabbatella, que hoy protesta, por su causa perdida, como aquel Cavallo. Mientras el Ministro Aguad escucha, con extasiada admiración, al Premier Peña, cuando anuncia “el final de la guerra contra el periodismo”. O sea, contra Clarín.
La identificación reproduce y multiplica el triunfo de Clarín en la guerra “contra el Estado”. O sea, contra La Doctora derrotada.
Otra vez Magnetto se siente con un sexo de 14 metros y con la certeza de saber que no lo detiene nadie. Lo dicen, con admiración, los mismos empresarios que se entusiasmaban con la idea de su caída.
Entonces dibujó una reestructuración del área para acabar con su puesto, que de pronto -cosa de Mandinga- no existió más.Una feliz instrumentación que se renueva para liquidar al irritante Sabbatella, que hoy protesta, por su causa perdida, como aquel Cavallo. Mientras el Ministro Aguad escucha, con extasiada admiración, al Premier Peña, cuando anuncia “el final de la guerra contra el periodismo”. O sea, contra Clarín.
La identificación reproduce y multiplica el triunfo de Clarín en la guerra “contra el Estado”. O sea, contra La Doctora derrotada.
Otra vez Magnetto se siente con un sexo de 14 metros y con la certeza de saber que no lo detiene nadie. Lo dicen, con admiración, los mismos empresarios que se entusiasmaban con la idea de su caída.
Lo importante es que la metodología kirchnerista está vigente. Y aplicada por Macri sirvió para cargarse a Sabbatella. Y en cierto modo también podría ser utilizada por Macri para cargarse a la Procuradora Alejandra Gils Carbó, la que resultó aprobada por unanimidad en el senado, gracias a los papelones del aspirante anterior. El justamente olvidado doctor Reposo.
El método consiste en reestructurar el área con un DNU, ante un congreso de utilería que sirve de cotillón. Para crear, en simultáneo,
la figura institucionalmente superior que haga desaparecer, mediante la magia inducida, la competencia de la Procuración.
Hacer otro Sosa con Gils Carbó. Puede improvisarse un próximo DNU para hacer de Gils Carbó otro Sosa.
Mil flores, mil Vietnams, mil Sosas más.
El método consiste en reestructurar el área con un DNU, ante un congreso de utilería que sirve de cotillón. Para crear, en simultáneo,
la figura institucionalmente superior que haga desaparecer, mediante la magia inducida, la competencia de la Procuración.Hacer otro Sosa con Gils Carbó. Puede improvisarse un próximo DNU para hacer de Gils Carbó otro Sosa.
Mil flores, mil Vietnams, mil Sosas más.
Jorge Asís
escribe Jorge Asís, especial
sobre informe de
El primer momento de euforia se inicia en diciembre de 1983. Con el advenimiento de Raúl Alfonsín, que provocó la derrota -en general sorpresiva- del peronismo.
Esplendor de la Era de la Convertibilidad. Ser argentino era, en determinados círculos, un motivo de jactancia. La economía, en el epílogo, volvió a ser letal.
Así como Alfonsín legitimaba los errores románticos de la adolescencia económica en la herencia recibida por la Dictadura, la convertibilidad de Menem iba a sostenerse -y legitimarse- con el recuerdo explícito de la hiperinflación alfonsinista. Y Kirchner, a su vez, iba a sostenerse (y legitimarse) a través de la condena feroz al neoliberalismo. Un esquema que había entregado el país para conducirlo al abismo.
Enfrentarse a las medidas modernizadoras de Menem-Cavallo (que nos aproximaban a la ficción del “Primer Mundo”), implicaba asumir la melancolía por aquel país donde debía hacerse cola de diez años para disponer de un miserable teléfono.
La multiplicación de los fracasos sucesivos beneficiaron transitoriamente a los sucesores. Hasta construir las bases del fracaso propio, que los diferenciara.
Preocupa a varios antihéroes que supieron enriquecerse en las cercanías. Temen ser carne de denuncia. Ser motivo de un próximo Informe.
escribe Bernardo Maldonado-Kohen
En su instancia de cuaderno nuevo, el oficialismo es transitoriamente imbatible.
Primero, la foto de Mauricio con los adversarios vencidos, Daniel y Sergio, los integrantes de la consagrada miniserie.
Fue otro símbolo de superación. Del conflicto absurdo desatado por el kirchnerismo, durante los últimos días de Alberto Fernández, y a partir de un plan encargado a nuestro próximo embajador en Washington.
Y cuando se liberan de ella deben interpretar a Mauricio. Para entrometerse en el campo freudiano.
Los que se atrevieron a emitir las tibias críticas de procedimiento.
escribe Carolina Mantegari
Gente en general bien vestida, contenta y blanca.
Y fatigan las redes sociales.
Con la incorporación del desplazado a la alegría colectiva. Para que aparezca, al menos de refilón, en la foto actual.
Conste que fueron años de rencor sigilosamente acumulado.
El verdadero desafío de Macri y sus gerentes consiste en evitar otro fracaso de la virtud.
La intolerancia minoritaria de los caceroleros sensibles -los precipitados de decepción fácil- amaga con convertirse en un obstáculo para la cercana estrategia del nuevo presidente. El Mauri que llega para conquistar el bronce. Para hacerle una muesca a la historia. Y gobernar para todos. En especial -nunca olvidarlo- para los que menos tienen.
escribe Oberdán Rocamora
Un Premier, aquí piadosamente descendido, por la sobreactuación del presidencialismo, a la categoría ornamental de Jefe de Gabinete. En la práctica, hasta aquí, ese Jefe es poco más que un vocero matinal. Que a lo sumo se dirige, de vez en cuando, al Congreso, a brindar las explicaciones, siempre evasivas. Trámite aburrido que todos quieren que se termine rápido. Pero con el advenimiento del presidente Mauricio Macri, El Arrendatario, va a ser -por lo que trasciende- distinto. Ya que Marcos Peña, El Pibe de Oro, va a cumplir aquel sueño fallido de Milton Capitanich, El Montenegrino Denso. Para elevarse como Premier de verdad. Tal como Ernesto Sanz, Eterna Esperanza Blanca, aspiraba también a serlo. Pero hoy Sanz prefiere disfrutar de su familia. Traducido: lo vacunaron. Peña no va a dedicarse sólo a la virtual “jefatura administrativa” del gobierno. Competencia que se le reserva en el inciso 1 del artículo 100 de la Constitución. De acuerdo al relevamiento de Oximoron, en adelante Peña también pondrá en práctica activa el inciso IV del artículo idem. Es el que autoriza al Presidente “a delegar las funciones”. Justamente lo que Capitanich ambicionaba recibir. Pero con el pretexto de la crisis policial en Córdoba se le interpuso Carlos Zannini, El Cenador. Para convertirlo, al pobre Capitanich, en el boletinero matinal. Símbolo del último fracaso peronista en el intento de desembarcar, para copar, el gobierno en declive de La Doctora.
Ninguna remake que evoque al enciclopédico Domingo Cavallo, El Corralero, que ocupaba -solo- lo que hoy son por lo menos ocho ministerios. Tampoco, por su noción del “trabajo en equipo”, Mauricio se banca ningún epígono de Roberto Lavagna, La Esfinge. Y ni siquiera la oralidad febril de un Axel Kicillof, El Gótico. No hay espacio, en este flamante team, para ningún otro Riquelme que le haga el Topo Gigio. O el jactancioso Bianchi. O menos el equivalente de un Maradona que lo apodaba “el cartonero Báez”. La única estrella, aparte de Mauricio, es el incondicional. Casi un dibujo. Peña. El que Mauricio prepara sigilosamente para su sucesión. Lo ubica en el mismo nivel en que se ubica sola, por propia gravitación, la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Girondo. Fue la Gobernadora la que posibilitó, con su triunfo en La Provincia Inviable, que Mauricio hoy se comporte como un estadista ansioso que despierta admiración universal. Aunque se deslice en perdonables desequilibrios. Y quede como lo que en el fondo no es. Un maltratador. Al contrario, como dice Laura Alonso, la Desperdiciada, “es un hombre de bien”. No puede comparárselo con Larroque, El Cuervo Malo. Para auditar las multiplicadas franquicias de Economía, el Premier Peña se encuentra respaldado por la presencia de Lopetegui, El Humillador de Aerolíneas.
Es otro CEO (de LAN) pero ideal, que cumple con el requisito básico de los nuevos Gerentes PRO. Con el agregado de la experiencia política, ya que El Humillador fue ministro del Mejor Cuadro del Felipismo. Solá.
Malcorra fue recomendada, según nuestras fuentes, por la ensayista Virginia Gamba, especialista en la utopía de Malvinas. Con La Dama de Mundo le será más fácil a Peña auditar también de cerca todo lo maravilloso que les puede ocurrir. Por las ganas que sobran en el mundo. Deseos de que Argentina recupere algún atisbo -siquiera- de sensatez. Objetivo que los eficientes gerentes podrán lograrlo.
De todos modos, el mecanismo del poder macricaputista mantiene en la cumbre la misma mesa ratona. Con espacio, tan solo, para los dos amigos, socios de siempre. Mauricio, el Presidente real, es el que se preocupa por los atributos y debe poner el rostro y el cuerpo. Y Nicolás Caputo, el Co-Presidente Misterioso, siempre con facturas y en la sombra. Un par -El Co-Presidente Caputo- que se mantiene, para Oximoron, en el mismo nivel que el Presidente Mauricio. Sobre todo para la toma de decisiones. Y más allá de los lineamientos que surgen de la mesa ratona, después de los “amigos de la vida” viene el máximo gerente, Marcos Peña. Responsable, a su vez, de todas las subdivisiones gerenciales, a los efectos de encarar la aplicación de la nueva política, con el motor inspirador de Jaime Durán Barba, El Equeco, Avelluto, El Teórico Destapado, y Carlos Grosso, El Lúcido, cada día más idem. Y en el mismo nivel de Peña, por “prepotencia de trabajo”, como decía Arlt, emerge Vidal.
Entre ambos -Peña y Vidal- dejaron relegados, más acá de la banquina, a Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol. A la señora Gabriela Michetti, La Novicia Rebelde, y al ascendente Emilio Monzó, El Diseñador. Más allá, asoma el complemento gerencial de la troupe.
Tío Plinio querido,
De la tarde en que, entre aplausos y papelitos, El Furia abrazó a La Doctora en un final y le dijo “te amo”.
Con situaciones terminales. Con la sensibilidad colectiva que depara la conmoción de la muerte.
Derivaron en la hilarante consagración de Mauricio, fortalecido por la auditoría moral de la señora Carrió, La Demoledora.
Porque Mauricio es el único Chancho que se rodea de tantas Serpientes. Y lo que es más raro aún: las domina.
sigilosamente sensible, calculadora, que nada deja librado a la improvisación. Una Serpiente de Agua.
sobre informe de
Primero, el kirchnerismo identificó revolución con contención. Un mérito. Con la Revolución Imaginaria se excitó socialmente al desposeído. Con la creencia que el gobierno le pertenecía y lo representaba. Lo “incluía”, según su relato.
“Los planes llamados de ‘inclusión social’ no han logrado su objetivo; por la sencilla razón de que, año tras año, ha ido creciendo la cantidad de gente que los percibe”.
“Yo soy como el yogurt, ministro”, cuentan que le dijo el Matzkin más astuto al ministro Ritondo, mientras lo dormía.
Se impone convocar, desde ya, a los representantes de los colectivos que tienen que ver con el ejercicio del padecimiento. Un universo donde se mezclan dirigentes legítimos con Buscapinas memorables. Para sentarse y negociar, en nombre del orden, lo que se pueda. Conscientes que debe aplacarse la extorsiva voracidad por los supermercados. La peor de las imágenes.