sábado, 22 de noviembre de 2014

Angustia de no saber

La Doctora desconoce detalles de los papeles que El Furia le hizo firmar.

Angustia de no saberescribe Bernardo Maldonado-Kohen
sobre informe de Consultora Oximoron,
especial para JorgeAsísDigital

Introducción
Poderes

El Ejecutivo está seriamente lacerado.
El cristinismo se sostiene con la prepotencia mayoritaria del Poder Legislativo.
La gran batalla política hoy se libra en el ámbito del Poder Judicial.
Pero La Doctora dista de temerle a la justicia local.
Preocupan los jueces de afuera.
La angustia de no saber qué más hay.
Existe el Efecto Pinochet.
Una suerte que el juez Garzón hoy sea “propia tropa”.
Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron
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Con La Doctora físicamente vulnerable, debe constatarse que el Poder Ejecutivo está averiado.
Con el vicepresidente Amado Boudou, El Descuidista, que yace suspendido en el espacio. Pintado, de manera rupestre, en su despacho. Estampado políticamente junto con sus ambiciones, contra la pared.
El Clavel Inerte (cliquear) llegó al alucinante extremo de ser sustituido, en los actos oficiales, por Milton Capitanich, El Premier, hoy apenas El Locutor.
Fue en el triste festejo por el Día de la Soberanía Nacional. Con el fondo emocional del río y ya sin las escenografías majestuosas de Grossman.
Con sólo dos ministros fuertes. Kicillof, El Gótico, que adquiere la experiencia cara gracias a la gestión. Como si el ministerio fuera una pasantía. Un stage.
Y con Randazzo, El Loco de la Florería, que trafica una autonomía ilusoria mientras trata de obstaculizarlo a Scioli. El resto aplaude. Cobra, espera. Pero aplaude.
Angustia de no saberEn realidad, el país es manejado por el criterio de Máximo, En El Nombre del Hijo, que tiene el imperativo familiar de ponerse sensato. Por el sentido común de De Pedro, El Wado, más astuto de lo que aparenta. Y por el verso altivo de Kicillof.
Por su parte Zannini, El Cenador, simula influencias y cena. Víctima, también, del pozo generacional. Mientras lo tratan de maestro, lo pasan por encima. Le estimulan el berretín de creerse un estratega.
Para lo que hay que hacer, por la modestia del contexto, les alcanza. Es lo peor.
Sin embargo el cristinismo está sostenido, hoy, por El Poder Legislativo. Con la persuasión mayoritaria, sobre todo en Diputados.
En defensa propia, el bloque se encuentra en condiciones de sacar adelante cualquier verdura. Sin preocuparse en absoluto del juicio de la historia. Sólo a Pacho O’Donnell, que está afuera, le interesa maniobrar un poco con la historia. Para entenderla habrá que indagar en el periodismo, no sólo el artesanal.
El Legislativo entonces emerge como el pilar. Al amparo de la imagen favorable que conserva, aún, La Doctora, y que se consolida con el relato de su enfermedad.
Ante las dificultades estructurales de una oposición destartalada, que actúa como complemento y le permite, al cristinismo, estimular la empecinada utopía de quedarse.
Detrás del indeseable mascarón de proa de Daniel Scioli, el líder de la Línea Aire y Sol. Con la ideología del vitalismo, especialmente útil también para menoscabar la magnitud de las catástrofes con las que conviven.
Angustia de no saberPara Oximoron, la gran batalla política se libra en la justicia. En el Poder Judicial, mientras se aguarda la peste de transparencia, es donde el cristinismo se juega verdaderamente la vida. Sobre todo la libertad.
A través de los incendiarios exponentes de Justicia Legítima, congregación que orienta la señora Alejandra Gils Carbó, La Encubridora. Allí se inspiran en el lema “no pasarán”.
Los escépticos que abundan confirman que aquí no hay epidemia de transparencia que valga.
Que esto no es Brasil, y mucho menos es España.
Aquí, aquel que intente meterse con la pasión recaudatoria de nuestros ídolos, es apenas un vulgar conspirador. Instrumento de la “prensa concentrada”.
Gils Carbó actúa en perfecta sintonía con los lineamientos que suele bajar Julián Álvarez, El Soberbio de Lanús. Junto al multifacético, El Wado.
El Consejo de la Magistratura hoy lo preside Gabriela Vázquez, una jurista intachable que defiende al cristinismo con la misma convicción que defendía al menemismo. Puede certificarlo el doctor César Arias.
Hoy es un organismo -el Consejo de la Magistratura- que se transforma en el fuerte principal de resistencia judicial del Frente para la Victoria. Y que obtiene, en pleno descalabro, hasta el manejo total de la Caja. Desde donde podrán domesticar a la Suprema Corte, y sobre todo acotar las proyecciones de Lorenzetti.
De todos modos, no pueden evitar que la propia dinámica de la justicia funcione sola. Y que le brinde severos disgustos al cristinismo, aunque aún ni se imagina en retirada. Al contrario, alucina con la idea de permanecer.

Ciudad Kohinoor

Es perjudicial, para el stress de La Doctora, que la justicia se entrometa en los desastres seriales que heredó de Néstor, El Furia extinto, que se creía, según nuestras fuentes, inmortal.
Por ejemplo que la justicia se introduzca entre las catastróficas ingenuidades contables de los hoteles de El Calafate.
Angustia de no saberEs la Ciudad Kohinoor, tan serena como bella y espumosa. Donde los lugareños, siempre cargados de información, suelen invitar, a los visitantes calificados, al fastuoso recorrido del Corrup Tour.
Es el paseo del lavado ilustrativo, que se muestra al forastero como si se tratara de otra maravilla natural. Como el Lago Argentino, o Los Glaciares de más allá.
Serenella Cottani, que fuera una destacada columnista del Portal, supo participar del Corrup Tour acelerado. Le tomó 45 minutos (hay Corrup Tours de tres horas). Lo registró en Palos Blancos (cliquear).
“Desfilan los hoteles desérticos de cinco estrellas. Casi no tienen un turista pero figuran contablemente colmados”.

Stress. Cuestión de Estado

La Doctora debe evitar las recaídas. Como la que padeció en esta misma semana, según nuestras fuentes, el martes pasado, por la noche. Por suerte no trascendió.
Antes los funcionarios, para persistir, se colgaban del Vestidito Negro (cliquear). Ahora se encuentran dependientes de la magnitud del stress. Una cuestión de Estado.
La permanente sensación de angustia, en su caso, representa un obstáculo. Sobre todo cuando la angustia está tan fundamentada. Con bases sólidas. No existe medicamento eficaz que la regule.
Angustia de no saberEs la angustia de no saber. O por no saber.
La Doctora se atormenta por no saber qué más hay. Qué falta aparecer aún.
Significa no conocer con exactitud el grado de riesgo de los papeles que El Furia le hizo firmar. Cuando se dejaba conducir, y simpático le decía: “Firmá acá”.
De ningún modo La Doctora le teme a la justicia local. Mal que mal, con los jueces locales todo siempre puede arreglarse. El problema lo tiene afuera.
¿Quién puede llegar a un juez de Zurich o de Lyon? A la multiplicación de los Griesa.

Efecto Pinochet y Plan Garzón

La Doctora consultó, acerca de sus temores, con un prestigioso abogado que resultó sustancial, en el principio, para la épica del proyecto. Fue protagonista indirecto de un episodio tristemente involuntario. Lo escracharon mal, pero prefirió apartarse. Y recurrir a la sabiduría prudente del silencio.
A la pobre le saltan sociedades que no recuerda. Sociedades de las que no tiene la menor idea. Pero no se encuentra en condiciones de negar rotundamente que sean verdaderas.
Puede aparecer como socia de Lázaro, El Resucitado, en varias empresas de las que está -literalmente- en babia.
Por lo que trasciende, La Doctora se angustia por el Efecto Pinochet. Aunque esté en las antípodas de su ideología.
Angustia de no saberA Pinochet nadie iba a salpicarlo ni con una gota de vino tinto chileno, pero mientras estuviera en Chile. Bastó que el anciano viajara a Londres para que el juez Baltazar Garzón lo hiciera encerrar.
En el éxtasis del desconocimiento, y por la proliferación de empresas truchas que saltan con virulencia desde el norte, nadie puede asegurarle a La Doctora que, en cuanto deje de ser presidenta, y se digne a salir del país, algún juez no la detenga. Sin avisarle. En “inaudita parte”, digamos, en uso de la concepción técnica.
La idea de contratar al juez Garzón, maltratado en España, emerge como un arrebato de genialidad. Un sublime acto de estadista visionaria.
“Si le pasa algo afuera, ella quiere ser defendida por Garzón”, confirma la Garganta.
Contratarlo entonces al ex juez Garzón es como pagar un Plan Médico Preventivo. Como los que propone Médicus, Osde, por qué no Swiss Medical.
Bernardo Maldonado-Kohen
para JorgeAsisDigital.com
Posted on 12:24 | Categories:

martes, 18 de noviembre de 2014

Carancheados y carancheadores

Por el documento de San Fernando los radicales pasan a la ofensiva.

Carancheados y carancheadoresescribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
“Hay que aceptar que UNEN fue una muy mala idea”, dijo Oscar Aguad, El Radical del PRO, en la cumbre radical de San Fernando.
“Imagínense que en Córdoba tenga que ir aliado a Pino Solanas, salgo quinto”, insistió.
Aquí fue cuando Ernesto Sanz, La Eterna Esperanza Blanca, el presidente del partido, casi se larga a hablar. Pero se contuvo, para limitarse a dar la palabra, como Santiago Moro, un eficaz maestro de ceremonias.
Sabía Sanz que la cumbrecita de San Fernando se celebraba, en el fondo, a su pesar. Contra él y también contra Enrique Nosiglia, El Richelieu. El estratega que estaba en el juego. Consistía en aliarse con Mauricio Macri, El Niño Cincuentón. En coincidencia armónicamente insólita con su enemiga íntima, la señora Elisa Carrió, La Demoledora, que se había escapado de la UCR para formar varias congregaciones demolidas. Ahora volvían a confluir, juntitos, unidos por la magia del macricaputismo.
“Nos hacen formar parte de UNEN, pero si el año que viene queremos ganar en alguna parte tenemos que aliarnos con Macri o con Massa”.
Los radicales reaccionan. Como si no estuvieran atravesados por ninguna crisis de identidad, tan política como cultural.
Carancheados y carancheadoresCon el documento de San Fernando los radicales evitan (o por lo menos postergan) el riesgo clavado del despedazamiento.
Sin embargo brota, curiosamente, de pronto, entre la sucesión de magullones, algo parecido a la fortaleza. Como si no fueran apenas protagonistas del exitoso braguetazo de coraje cívico.
Venían exhaustos, apedreados, carancheados. Pero a tiempo se dieron cuenta que, sin los radicales, ni Massa ni Macri se encuentran en condiciones de improvisar, en el plano nacional, ninguna estructura presentable.
“Sin nosotros los radicales, Massa y Macri valen menos en el mercado. Por su cuenta, sin nosotros, no pueden armar nada relevante”, confirma la Garganta.
Según la interpretación, si Massa y Macri disputaban La Batalla por los Radicales (cliquear), no era porque estuvieran fuertes. Al contrario, si se entregaban a la aventura de caranchearlos, era una muestra de debilidad.

Cambio de escenario

El documento de San Fernando marca el amague de acudir, con candidatos propios, hacia la presidencial de 2015.
De esta manera los acosados radicales ganan, en principio, tiempo. Tal vez, hasta la eternidad de marzo. Dilatan las decisiones de fondo y cambian, con la mera simpleza del gesto, el escenario político.
Entonces pasan, de carambola, a la ofensiva. Los carancheados se sacan de encima, transitoriamente, la urgencia mediática de las alianzas. Una cuestión transferida que pasa a ser, en adelante, un problema para los carancheadores. Para Macri, pero sobre todo para Sergio Massa, Titular de la Franja de Massa.
Carancheados y carancheadoresPor los avances fotográficos sobre los radicales, fue Massa quien precipitó la ceremonia de retiro espiritual. La catarsis grupal de juntarse. Por la postal de Massa con Morales, El Milagritos, en Jujuy, o con Cano en Tucumán. Llegó hasta el paroxismo con el indemne Artaza, entre las naranjas cortadas de Corrientes.
A propósito, en San Fernando, con seriedad, Nito Artaza propuso una idea que sólo podía digerirse, según nuestras fuentes, con sentido del humor.
“Hagamos una lista testimonial”.
Justo cuando los radicales se preparan para cobrar mejor.

Límites radicales

Hartos de ser carancheados, tomados como meras prendas del botín, los radicales ponen límites. Marcan la cancha.
Basta con el amague declaracionista para tomar distancia de los dos “portuarios” del primer plano. Los que basan la legitimidad exclusivamente en Buenos Aires. La Provincia Inviable, Massa. El Artificio Autónomo de la Capital, Macri.
En una primera lectura, Massa y Macri prosiguen escriturados en la centralidad de la pelea. Pero algo heridos, aunque no lo reconozcan.
Habilitados, si se ajustan a los términos del documento dilatador, solo para armar coaliciones con los radicales en las provincias.
Es como si los radicales, de repente agrandados, en otra vuelta de la tuerca, ahora les dijeran:
“Arreglemos en las provincias, pero la presidencia es para nosotros”.
Los carancheados pretenden caranchear a los carancheadores.

Hacia la contienda de los vices

Carancheados y carancheadoresComo corresponde a cualquier reunión radical, se registraron algunas chicanas moderadas, pero impresionistas.
“Alfonsín, no podés reclamar por la pureza partidaria y oponerte a los arreglos. Si vos arreglaste con de Narváez y tu viejo acordó con Menem”.
Quien sale algo beneficiado, del goulash de San Fernando, es Julio Cobos, El Malvinero Sentimental. Sin los ostensibles machucones que se lleva Morales, por la sonrisa con Massa, y por proponer una interna multipartidaria. Ni con los magullones de Sanz, por Macri, aunque le permitieron salvar la ropa. No cuestionaron su presidencia.
Cobos mantiene las ilusiones reales de pelear la presidencia. Tal vez para combatir, si lo suyo prospera, en un cuerpo a cuerpo, con el otro beneficiado pero indirecto.
Daniel Scioli, el líder de la Línea Aire y Sol. Percibe que caen golpes sobre las tácticas de sus dos rivales portuarios.
Sería un amable combate de fondo entre los dos vicepresidentes, del kirchnerismo y del cristinismo.
Al cierre del despacho, trasciende que ninguno de los dos, ni Massa ni Macri, se da por aludido. Ni asume la magnitud de los golpes.
Al contrario, se muestran felices. Diríase más, según nuestras fuentes, casi aliviados.
Carancheados y carancheadoresEn el fondo los dos temían que los radicales decidieran hacer la interna general, entre todos los opositores, la unión que reclama el analfabetismo funcional.
Hubiera sido, a nuestro criterio, el peor error. Porque cualquier peronista que se precie siempre quiere tener enfrente la reedición de una Unión Democrática a la carta.
Pero debe coincidirse que los radicales, con su reacción, modifican el tablero. Aunque sea para ganar (o lo que es lo mismo perder) un poco de tiempo.
Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.com
Posted on 17:32 | Categories:

domingo, 16 de noviembre de 2014

LA BETTY, MANZUR Y EL NEOLOPECITO

Epílogo sin gloria de José Alperovich. 


Relevamiento Federal II. 
Tucumán  

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sobre informe de Consultora Oximoron 
Redacción Final Carolina Mantegari
especial para JorgeAsísDigital 
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Introducción

El desaire de Randazzo



              La lucha interna se impone con su brutalidad literaria. 
              Florencio Randazzo, presidenciable Ministro del Interior, llegó a San Miguel de Tucumán para anunciar algo con el intendente Domingo Amaya.
              Ni  siquiera por cortesía se comunicó con el gobernador José Alperovich. Lo ninguneó.
              Para los tucumanos veloces, el motivo del desaire es estrictamente obvio. Alperovich cometió el error oportunista de apresurarse. Y organizó
              un acto multitudinario en Lules, para lucimiento del presidenciable Daniel Scioli.
              El episodio admite un fuerte mensaje local: Amaya se aparta y dispone a enfrentar a Alperovich.
             Pero cabe también un expresivo mensaje de orden nacional: Randazzo no se entrega. Va a enfrentarlo a Scioli.
              Como dijo:
              “Le voy a ganar a Scioli, aunque lo apoye Cristina, el Papa y La Cámpora”.


                                
                                             Osiris Alonso D' Amomio 
                         
          Director/ Consultora Oximoron
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                                     San Miguel de Tucumán (especial)
  
             “La Betty no lo quiere a Manzur” confirma la Garganta “lopecista”. 
              La falta de cariño, de ser verdadera, representa aquí un dilema político. 
             Alperovich, El Ruso, o El Jinete Implacable, es el radical que se hizo cargo del peronismo. (Ventajas del vaciamiento ideológico y cultural). 
              Después de reinar durante doce años, Alperovich, pretende ser continuado por Juan Manzur, El Turco Rico, su vice. 
              Manzur es el médico sanitarista que Alperovich lo tiene prestado a La Doctora. A plazo fijo, técnicamente en comisión. A cargo del Ministerio de Salud. Desde julio de 2009, cuando Manzur sucedió a la señora Graciela Ocaña, La Reina del Dengue (y la gripe aviar).



              Para reposar un par de años sabáticos, Alperovich prepara el desembarco venerable como senador. Para ocupar la banca que hoy administra su esposa, la señora senadora Beatriz Rojkés, La Betty. Es la jefa nominal del Partido Justicialista (Vegetal). 
              Aparte, Rojkés supo ser Presidenta Provisional del Senado, la número tres del escalafón. 
              Por la fría instrucción de La Doctora, los senadores obedientes destronaron a La Betty, para suplirla por Gerardo Zamora, El Neo Juárez. Es otro caudillo radical, de Santiago del Estero, que absorbió también la intrascendencia del peronismo.
              Cambiar a un tucumano por un santiagueño suele tomarse como una insolencia popular. Aunque emerge un consuelo. Zamora es trasplantado. Nació en Bowen, Mendoza. 

              Plaza Urquiza  

               Alperovich aún maneja los resortes espirituales de la estructura. La gran carga esclarecedora de la caja. 
               Y la fórmula que baja el jefe es Manzur-Jaldo.  
               La circunstancia incomoda no sólo a La Betty. Irrita, hasta el paroxismo, a Amaya, el intendente peronista de San Miguel, la capital. 
               Amaya se distancia del alperovichismo y amenaza con disputarle a Alperovich hasta la chapa de senador. Para amargarle el último tramo del reinado dilatado que compartieron.
               El conflicto entre el gobernador (de Scioli) y el intendente (de Randazzo), ex aliados y acaso socios, se ventila generosamente en los bares de San Miguel. Es la ciudad argentina que mantiene más gente en la calle. 
               Reconforta contemplar la vida, por ejemplo, desde las terrazas de los bares que merodean la Plaza Urquiza. 
               La Garganta asegura que, antes de colgarle a Amaya la banda de gobernador, Alperovich prefiere colgársela a Cano.   
               Por José Cano, el senador radical. Aliado fotográfico de Sergio Massa, titular de la Franja de Massa. 
               Cano es quien se encuentra adelante en las encuestas. “Afana”. Con 24 puntos de intención de voto. Diez más que Manzur, que ronda los 14. Duplica a La Betty y al “Colorado” Amaya. 
               Si el alperovichismo scioli-cristinista va unido, Cano con Massa puede tener un rol decoroso. 
               Para vencerlo, Cano necesita perforarlo. Y que Amaya se independice de El Ruso y vaya por afuera. Están en eso.  

                El otro José y la “tucumanidad”      


                Por si no bastara, los fines de semana cae el otro José. 
                Es José Francisco López, El Neolopecito, Secretario de Obras Públicas. Ingeniero que vuelve interesado a Tucumán, después de la década (personalmente) ultra-ganada. 
                Necesita, al menos, una banca. Fueros para asegurarse la vida afuera, sin ser alojado adentro.
                El Neolopecito tiene pendiente una causa cajoneada del juez Daniel Rafecas, Mensajitos. Por enriquecimiento ilícito (*).
                “La Banca ya la tiene asegurada –confirma otra Garganta- No crea que por una banca miserable López va a venirse todos los fines de semana”.   
               
                Después de un par de vueltas, de pronto, al Neolopecito se le encendió la tucumanidad. Y decidió ir por la gobernación. Trafica el apoyo del cristinismo.
                 El Otro José cae con obras para sensibilizarlo a Alperovich. Obritas menores, “pozos de agua”. Trae el efectivo que sirve. .
                 Pero El Neolopecito tiene la maldita obstrucción del artículo 88, de la reforma de 2006.
                 No basta con la tucumanidad. Para ser candidato necesita acreditar dos años de residencia inmediata.
                 “Pero si El Ruso quiere, la traba se arregla” – insiste la Garganta.
                 El Neolopecito es un pingüino falso de los tantos. Otro trasplantado. De los que se fueron a hacer moneda, entre las durezas de Santa Cruz. Ahí llegó a capitanear la reconocida Banda del IDUV. Instituto de Desarrollo Urbano y Vivienda de Santa Cruz. Aprendió a recaudar con el polvo de las obras, junto a Julio de Vido, Ex Superministro, otro adelantado, ambos al amparo de Néstor Kirchner, El Furia.
          
     La cuestión que El Neolopecito ya cuenta con algún buscapina en cada pueblo. Lo invade a Alperovich los fines de semana, lo acompaña en los actos, o arma actos propios donde se larga a tocar la guitarra, por los pueblos, al mejor estilo Boudou. Canta zambas que enternecen como La Pobrecita, o De Simoca. Trasciende que conmueve al elevar su voz para proclamar que no le canta “a la luna porque alumbra y nada más”. 

             
  El Neolopecito se hace el chalchalero. Recupera la tucumanidad y trata de entenderse con La Betty. Por el camino lateral. Para armar la fórmula: Neolopecito-Betty. ¿Quién los para?
             
 Al cierre del despacho se explica que el pobre Alperovich esté cada día más inflado, excedido, a punto de reventar. 
              Tucumán se le pone como un camello rebelde cuando se estanca. De todos modos, El Jinete Implacable va a imponer para la sucesión a Manzur-Jaldo. Pese a los planteos domésticos de La Betty, los desplantes de Amaya, la altiva superioridad de Cano y la “luna en Simoca” de El Neolopecito, que lo acosa con los “pozos de agua” y los arrebatos de tucumanidad.
                
 

                                         
        
                                            Carolina Mantegari
                                      
 Redacción Final/ Informe Oximoron
                                       
permitida la reproducción sin citar la fuente

                                  
             
 (*)  Rafecas, Mensajitos, también quiere quedarse adentro. Con el oficio de juez federal.  Tiene asimismo otra causa cajoneada en el desopilante Consejo de la Magistratura, donde oficialistas y radicales, por distintos motivos, lo quieren expulsar. 
                    La ceremonia circular del cajoneo es complementada por la causa que Mensajitos tiene también del general César Milani, El Seductor de Sexagenarias.
 
                    ¡Marche otro enriquecimiento ilícito” (ampliaremos sólo si viene al caso).

                                                                                                   
                                                                          C.M.



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viernes, 7 de noviembre de 2014

EL MITO DEL CUARTO HOMBRE

Facundo Manes y la Construcción  de Liderazgo en el radicalismo


sobre informe de Consultora Oximoron
Redacción Final Carolina Mantegari

especial para JorgeAsísDigital
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Introducción

  La esperanza que aparezca otro                      
              

              Para Sergio, Mauricio y Daniel, los tres protagonistas de la consagrada miniserie, la campaña electoral es extenuante. Por lo permanente.
              El cansancio de los principales actores de la pantalla conecta con la fatiga de la sociedad, que necesita, por desgaste natural, de flamantes incentivos para consumir.
              Emerge entonces el mito del cuarto hombre. Instaurado por quienes aún no se resignan a elegir entre estos tres héroes, que se preparan para un angustioso final de bandera verde.
              Los que no se resignan mantienen la secreta esperanza que aparezca otro.
              El último Informe Oximoron constata que el cuarto hombre del mito no es tampoco ninguno de los otros participantes. Los que “siguen participando”, y tratan de colarse, con variadas morisqueta, en el centro de la pantalla. La que hoy aloja, con exclusividad, a los actores de la exitosa miniserie.
               Significa confirmar que el mito del cuarto hombre hoy lo sobrepasa a Julio Cleto, a don Hermes, a José Manuel, como así también a Ernesto o Elisa.
                                         
                                                       Osiris Alonso D' Amomio
                                                     Director/Consultora Oximoron

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Esperar a Casey Wander

              Por el lado del gobierno la única revelación, hasta el cierre del despacho, es Casey Wander. Pero se lo debe esperar durante no menos de tres décadas.
              Salvo Florencio, que puede hacer un poco de fuerza en la interna que legitima, ninguno de los otros aspirantes le disputa la trajinada candidatura a Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol.
              Y Florencio (Randazzo, El Loco de La Florería), comparte con Daniel el rencor que le dispensa también La Doctora, a quien se le reserva el rol estrafalario de Jefa. Aunque la pobre, al clausurarse estas líneas, se encuentre en discutibles condiciones físicas para ejercer la conducción. O -peor aún- la presidencia del país sepultado en la patología. Pero no es el tema del informe.

              El último que pudo haber sostenido el mito del cuarto hombre en el interior del cristinismo fue Axel Kicillof, El Gótico, El Volteador de Muñecos que fue volteado por La Doctora como posible candidato. Fue cuando prefirió la catástrofe equivocada de incendiarse en el descenso del default. En New York, El Gótico se ilusionaba con volver triunfador a Buenos Aires. Entre serpentinas y papel picado de Grossman. Pero La Doctora lo pulverizó. Para convertirlo en su ladero sustancial. Después de Máximo, En El Nombre del Hijo, y del Wado.
              Para buscar algo tangible que se aproxime al mito del cuarto hombre, debe indagarse por la planicie de la oposición.
              Aquí, quien se ubica en el primer plano, al menos para la fantasía, es el doctor Facundo Manes, El Croquetero. El científico que conquistó una inquietante popularidad por haber introducido su sabiduría innovadora en la misteriosa cabeza, insondablemente atrofiada, de La Doctora.
              Manes es el analista de cerebros que se las ingenió, pese a su relativa juventud, para convertirse en el heredero, en materia de prestigio, del inolvidable doctor René Gerónimo Favaloro. Es de esperar que la peripecia vital de Facundo contenga un desenlace menos dramático. 

La cultura radical


             De cultura e identidad radical, bonaerense de Salto, Facundo irrumpe en el momento más nostálgico del radicalismo. Aunque conserva la base del esqueleto, el partido radical atraviesa una instancia sin claros liderazgos nacionales. Cotidianamente carancheado, con una marcada estrategia de despedazamiento. 
              De todos modos, aún le falta tiempo y paño a Facundo para postularse a liderar la congregación, y salir “a caminar”, “pueblo por pueblo”, como aconseja el doctor Corach a sus visitantes de la otra franja (el peronismo).
              Con los atributos que contiene, aunque aún  no se “lance a caminar” a Manes le basta para llenar teatros, a través de la exaltación impúdica de sus cuentos cerebrales y sus libros. La circunstancia motiva la envidia frontal de determinados correligionarios. Ambiciosos que, aunque aparezcan con frecuencia por televisión, se los registra menos, y apenas llenan un ascensor.
              Su popularidad como científico se suman a sus conscientes deseos de escalar posiciones. Causa por la que muchos líderes actuales quieren retenerlo, algunos apenas para eclipsarlo.
              A Facundo, como amaga con encarnar el mito del cuarto hombre, le ofrecen ministerios. Para asumir ya. Así sea en la inviable Buenos Aires o en el Artificio Autónomo de la Capital. O le ofrecen la vaporosa candidatura a gobernador por el espectro UNEN, junto a Los Cinco Latinos.
              Aquí fue cuando la señora Elisa Carrió, La Demoledora, rápida para los mandados, quiso tenerlo a Facundo como vice, en su fórmula. Curiosamente la vice es justamente lo que un fuerte empresario quiere que Facundo sea para Ernesto Sanz, La Eterna Esperanza Blanca.
             Trasciende que Manes consulta confidencialmente con demasiados interlocutores que transmiten invariablemente sus intenciones de transformarse en el mito del cuarto hombre.
               Y hasta se registró, según nuestras fuentes, alguna comida refinada de altísimo nivel con periodistas influyentes, comunicadores venerables y numerólogos rigurosos. A los efectos de presentarlo, entre la sociedad canalla, con el pretexto de intercambiar impresiones y posicionarlo. Ahí fue que Manes se lanzó como si estuviera en el teatro con su catarata de propuestas innovadoras en el marco del conocimiento y de la ciencia. Hasta que algún interlocutor, más osado que escéptico, lo bajó a la tierra con un comentario sincero.
               “Cambia ese discurso porque ya lo agotó Rodolfo Terragno en los ochenta. Le resultó de utilidad para seducir a Alfonsín y lo hiciera ministro”.
               Acaso para salir del paso, algún otro le sugirió, con prudencia, que dejara pasar 2015. Que estudiara alguna candidatura parlamentaria para 2017. Y después de tomar mucho más Toddy político podía construir liderazgo en el esqueleto radical y prepararse para 2019.

                En adelante, se registra, según nuestras fuentes, el tráfico de facundismo que Manes no puede controlar. Lo giran al doctor. Se lo menciona hasta para la candidatura más delirante.
                La última idea que trasciende es la de hacerlo compañero de la fórmula presidencial de Mauricio Macri, El Niño Cincuentón. Especie que desconoce, probablemente, hasta el propio Macri, quien, por lo que sabemos, le pone un techo próximo. Ya que Manes altivamente lo trata de igual a igual.
                “Facundo está agrandado” confirma la Garganta, que le baja el precio. “Llenar teatros no garantiza tener votos”.  

La cadena de Sabsay

                Sin el nivel de expectativa que despierta el proyectado Manes, en el último coloquio de Idea, registrado en Mar del Plata, se produjo la consagratoria proyección del doctor Sabsay. Es Danny El Constitucionalista.
                Se lo reconoce como un intelectual luminoso del derecho. Capitalizado, hasta la ruptura en el Sheraton, por el atributo de la sensatez y la moderación.
                 Quienes más lo valoran confirman, incluso, que al destacado jurista “se le salió la cadena”.
                 Pero la evaluación objetiva de Oximoron apunta a rescatar, en la sorpresa de su comportamiento, el reflujo admirable del hartazgo. La profundidad presente, por otra parte, en  “Yira yira”, aquel tango filosófico. Alude al lúcido desesperado que descubre, de pronto, que “todo es mentira”. Y “un día cansado se puso a ladrar”. Y La Procuradora es la Encubridora, para internarse entre títulos y comparaciones menos afortunadas.
                Es hartazgo de Sabsay conecta armónicamente con el hartazgo de sectores gravitantes de la sociedad. Los que no encuentran sus canales de representación en los opositores instalados.
                Lo imaginan entonces a Sabsay como el providencial que los identifica, a pesar de los excesos..
                 El habitante anónimo de la mayoría silenciosa reconoce en Sabsay el valor otros no muestran. Logra que el jurista hoy ya no pueda caminar por Talcahuano, y menos aún por los pasillos de Tribunales. Las secretarias le gritan “¡ídolo, preséntese”. Las señoras lo palmean. Lo aplauden en los restaurantes. 
                 Sin embargo no existen espacios alternativos que puedan contenerlo a Sabsay, o respaldarlo como candidato.
                 Para representar el mito del cuarto hombre Sabsay tendría que esmerarse en crear su propio aparato. O salir a poner el rostro heroico para las estructuras de alquiler, de las tantas que se ofrecen en el mercado, que requieren una inversión mínima. Pero considerarlas, en el contexto, representaría una mera falta de respeto.
                                                      
                                                        Carolina Mantegari
                                       
           
Informe Oximoron/ Redacción Final                                                                                                    permitida la reproducción sin citar la fuente        
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martes, 4 de noviembre de 2014

La ruptura tan temida

Opositores envueltos con el cuento de la moderación.

La ruptura tan temidaescribe Bernardo Maldonado-Kohen
especial para JorgeAsísDigital
Con la iniciativa capturada, La Doctora se trasladó hacia la Clínica de Otamendi y Miroli. Hoy ocupa la centralidad inquietante desde una suite. Para algarabía hegemónica del doctor Nelson Castro, son innumerables los colegas que rastrean datos sobre la misteriosa “sigmoiditis”. Alojada en el colon. Habitualidad familiar.
Los dilemas de la salud presidencial desvían los efectos de la última operación política. Consistió en apuntarle a Barack Obama, El Keniano, justo durante la plenitud de su vulnerabilidad.
A través de la sobreactuación epistolar, La Doctora completó la vanguardia aluvional. Coronó la imposición de leyes, de planteos de códigos fundamentales, con los que avasalló a la oposición. Hasta el acoso.
Entre los arrebatos, sostenida por la incondicional mayoría parlamentaria, La Doctora juega al solitario con la política. Domina la quietud del escenario, aplica las ceremonias de kirchnerismo explícito. Y se permite, incluso, hasta el lujo sentimental de enfermarse.
La certeza del final de ciclo, pasa a convertirse, en la apariencia, en una inofensiva expresión de deseos. Aquí se actúa como si no existiera ningún descenso de default. Ni se asistiera a la pertenencia triste de un país desacatado. Estancado. Reducido a una cuadratura deplorable, aferrado a las ensoñaciones providenciales de una Vaca Muerta, fragilizado por las lluvias y atemorizado por las calenturas del diciembre invariable que se viene.

Obama para consumo interno

Pero antes de la sigmoiditis, con frontal insolencia, La Doctora decidió cuestionarlo a Obama. Ponerlo contra las cuerdas locales a aquel que, en sus instancias de bonanza, nunca accedió a concederle una miserable “visita de Estado”. De las que ningún americano poderoso suele negarle a nadie. Pero hoy Obama atraviesa la penosa instancia de la devaluación del prestigio. Entonces, con sigilosa perversidad, La Doctora aprovecha para impugnarlo, como si continuara aquella lamentable sesión del Consejo de Seguridad.
La ruptura tan temidaAhora lo desafía a Obama en las vísperas de la cumbre del G-20. Es el Grupo de países ponderables que Argentina integra solo por haber oportunamente impulsado las políticas económicas que justamente La Doctora denigra.
Transgresora, bartolera y nada diplomática, la carta a Obama es pensada, según nuestra evaluación, para las glorias del consumo interno. El único que, en definitiva, interesa.
De todos modos, La Doctora le incorpora un poco de tensión a su presencia -si la sigmoiditis lo permite- en la reunión de Brisbane, Australia.
Dibuja las expectativas previas para fotografiarse, otra vez, con Vladimir Putin. De ser posible también con Xi Jinping, los dos exponentes del extraño desplazamiento geopolítico. Y hasta con la vecina distante Dilma. Pasadas ya las elecciones, Dilma no tendrá mayores inconvenientes en fotografiarse con la vecina que no soporta.
Mientras tanto, el pobre Obama llega escorado a la cumbre de Brisbane. Transformado, apenas, en un morenito perdedor, ideal para ser enfrentado. O evitado. Como lo evitan, en la actualidad, hasta los aspirantes a la representación del Partido Demócrata. Los que pretenden salir relativamente de pie en las fatales elecciones de “medio término”. Las que le aseguran a Obama, según nuestros datos, el ingreso definitivo a la pendiente de la brusca declinación.
Entonces La Doctora, en situación de desacato, en lugar de brindar explicaciones, por no obedecer el dictado de la sentencia adversa, se siente en condiciones de reclamarlas. Explicaciones por la presencia, en el gobierno de Obama, de Nancy Soderberg, la funcionaria que pugna justamente por aplicarla (la sentencia).
Con habilidad, La Doctora aprovecha la figuración de la señora Soderberg para cambiar la pelota de arco. Y quedar, para la esfera local, como la acosadora. Nunca como la acosada.
La ruptura tan temidaAl cambiar el juego del arco, La Doctora supone que eclipsa, o por lo menos que atenúa, la virulencia de los datos adversos que proceden precisamente desde los Estados Unidos. Aluden a la admirable inmoralidad que arrastra su gobierno, desde los primeros años. De cuando regenteaba El Furia, el extinto que portaba la insaciable tendencia hacia pasión recaudatoria (cliquear), aquí muy tratada.

Cuento circular

Mientras el país se encuentra pendiente de las oscilaciones que marca el termómetro, y de los resultados de las tomografías que tal vez en persona le alcanza la señora Mariú, el cristinismo informado disfruta las claves de otra exitosa operación. Es de política-electoral.
La jugada contiene fuertes dosis de Valiums 40, destinada a tranquilizar a la oposición envuelta.
Es la instalación del cuento casi circular, como aquellos de Edgar Allan Poe. Orienta el camino más conveniente para los intereses obvios del oficialismo.
“La sociedad actual no admite oposiciones frontales”.
En el desarrollo del cuento, “la gente”, tratada en abstracto, toma a mal que el candidato opositor se oponga, con categórica firmeza, a los avances supuestos producidos por el oficialismo.
Este cuento de Poe carece de desperdicios. Llamativamente, los precandidatos a presidente recitan los atributos inspirados en teorías semejantes. Son excelentes opositores envueltos que vuelven a envolverse solos. Se empaquetan. Hasta quedar apretaditos, casi inofensivos, sin aire ni espacio.

La sospechada moderación

“En las encuestas aparece que, lo que quiere la sociedad, es que se corrija lo que se hace mal, y que se imite, o se mejore, aquello que se hace bien”, confirma la Garganta.
La ruptura tan temidaSignifica aceptar que aquí se estimula la idea del cambio que no cambia nada. Un pepino. Siempre dentro de la sensata moderación. La que impone una amable continuidad. Sin rupturas. Las tan temidas rupturas.
“Ocurre que la sociedad no acepta una oposición total y frontal”, sugiere otra Garganta.
Sostenida, en otro relato, por los consejos precipitadamente equivocados de los consultores caros, en general extranjeros. Con su amabilidad democrática, les provocan a los precandidatos a la sucesión un perjuicio superior al que producen los otros inocentes extranjeros. Los que irritan primariamente a Sergio Berni, El Licenciado Serial. Hasta desbordarlo.
Si los postulantes a la sucesión se ponen como gansos, para que se les transmita una trivialidad semejante, el cristinismo merecería quedarse. Recaudar hasta la eternidad, llevárselos puestos como a una media. Ya que los opositores envueltos entran en su juego y deciden no encarar la oposición categórica y frontal. Creen que la sociedad no lo digiere.
Es decir, se supone que la sociedad no acepta, en apariencia, aquello que en el fondo no existe.
La suavidad opositora legitima, precisamente, que el lugar de la oposición real lo ocupen los medios de comunicación. Los que el gobierno declara, preferiblemente, como sus enemigos (cliquear).
Legitima también que la agenda política del periodismo, anclado en el lugar del adversario, se encuentre infinitamente más radicalizada que la agenda del opositor amablemente envuelto. El que ampara la docilidad conceptual en la inconveniencia del enfrentamiento. Lo recomiendan los consultores que cultivan el negocio redituable de la moderación y la sensatez.
La ruptura tan temidaSin embargo, en nuestra evaluación, son cada vez más gravitantes los sectores de la sociedad que reclaman mayor consistencia argumental para la confrontación. Coinciden con la agenda que marcan los medios, que están para la crítica y no para la pelea electoral.
Pero por la tibieza elemental de los opositores se consolida la tranquilidad de un gobierno que ejecuta el poder y pasa a la ofensiva. Con lo que tiene, que no es poco.

La cinta de Lázaro

“De la cinta de Lázaro, por ejemplo, o de la cinta de los negocios, puede tirar Clarín, Nación, o acaso el AsísDigital. Por distintos motivos, de esa cinta no pueden tirar los adversarios principales”.
Abundan infinitas cintas de los distintos Lázaros que los opositores oficializados no se atreven a explotar. Como si la sociedad se hubiera resignado a convivir con la rutina del despojo. Y la peste de moralidad, la epidemia de transparencia que se anuncia, se limite a ser apenas una ocurrencia ingeniosa del portal. Ampliaremos.
De manera que las variables de la continuidad aseguran que aquí nadie va a encarar la ruptura tan temida.
Se explica entonces que, ante tanta cordialidad ambiental, aparezca Scioli, de pronto, sobreviviente de cien tragedias e inundaciones, como el precandidato más aventajado. Aunque La Doctora lo deteste, y aún nadie tenga la certeza que lo vaya a apoyar.
La ruptura tan temidaA través de la ideología optimista del vitalismo, con el positivismo inagotable del aire y del sol, y con la actitud de “ir siempre para adelante con fe y esperanzas”, El Milagro-Scioli aparece hoy -pese a los deseos de La Doctora- como la carátula instrumental más eficaz. Anticipo de la caravana de réprobos que se disponen, afanosamente, a quedarse. A entregarse a la utopía insólita de permanecer. Con la sospecha que, con semejantes valores en pugna, sus desastres seriales tienen destino de olvido. Así que perfectamente pueden ilusionarse con ganar en la primera vuelta. Para ir, en adelante, por todo.
Por los restos del país que dilata su interminable ciclo descendente.
Bernardo Maldonado-Kohen
para JorgeAsisDigital.com
Posted on 13:09 | Categories: