lunes, 26 de octubre de 2015

Hacia la Era del Vacío

Fin de la Revolución Imaginaria. Algarabía cultural del neo-gorilismo.

Hacia la Era del Vacíoescribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
Después de todo el resultado es casi similar al de 2003. Cuando Menem, El Emir, venció por dos puntos a Kirchner, El Furia, en la primera vuelta que iba a ser la única, ya que no iba a atreverse a participar de la segunda.
En cambio, los dos puntos piadosos que sorpresivamente hoy Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, le lleva de ventaja a Macri, El Ángel Exterminador, anticipan la invariable segunda vuelta.
Es el lanzamiento de la última elección del año extenuante.

Cambio de mariscales

Se asiste al cambio de mariscales previsibles. Hasta la semana anterior, el apotegma de Mariscal de la Derrota parecía pertenecerle a Marquitos Peña, El Pibe de Oro. Pero con el advenimiento del macricaputismo, Marquitos pasa a ser el artesano del triunfo. Junto a don Jaime Durán Barba, El Equeco, que adquiere atributos de genio. Como Emilio Monzó, El Diseñador.
Ahora los mariscales de la derrota deben buscarse en el Frente para la Victoria. Florecen en cantidad. En racimos. El apotegma se dirige prioritariamente hacia Aníbal, El Neo Corach, quien contiene el rencor por tanta traición. O se dirige a Zannini, El Cenador, La Tobillera del propio Scioli. Y también el Mariscal es Scioli, que probablemente no acertó en el tono. Por su naufragio entre las oscilaciones de las diferencias (con La Doctora). O la adhesión total (idem).
Hacia la Era del VacíoPero el cetro de Mariscal, en realidad, para la evaluación le corresponde a La Doctora. Fue quien falló en la conducción, tarea que le excede. Cuando no logró imponer, como candidato único a gobernador, a Florencio Randazzo, El Loco que se tomó a sí mismo demasiado en serio.
Ahora es el peronismo (agotado, sin ideas ni jefe) el que se lamenta sobre la leche derramada.
La caída sustancial de Aníbal marca la contundente consagración de María Eugenia Vidal, La Chica del Flores de Carriego. Es la máxima estrella del macricaputismo, su mejor producto.
Pero también la caída de Aníbal signa la victoria de los grandes medios de comunicación. En especial del Grupo Clarín.
Cabe consignar que los ejecutivos de Clarín desconocían la magnitud de la sorpresa que se venía. Por lo tanto trataron razonablemente, según nuestras fuentes, de conciliar algún acuerdo con Aníbal, el que temiblemente iba a ser el gobernador. Se registraron conversaciones secretas, que fueron superadas por la novedad de la derrota. Ampliaremos (sólo si viene al caso).

La era del vacío. Lipovetsky

La Revolución Imaginaria del kirchnerismo sucumbe de la peor manera. Se modifica -acaso- por la vaga Era del Vacío. Título tomado a Gilles Lipovetsky.
Hacia la Era del VacíoEs un paso, a pesar de todo, adelante. Es el turno del “cambio”, vaya a saberse qué. Que llega a través de la “nueva política”, que se desconoce cuál es. Porque se demuestra “que se puede”. ¿Y qué es lo que se puede? Ganarle al peronismo kirchnerista. Se percibe, por lo tanto, la algarabía cultural del neo-gorilismo.
Estridente, la señora Carrió, optimista desbordante, confirmaba en la noche eufórica de Costa Salguero que los candidatos eran sólo dos. Mauricio y Daniel. Y de ningún modo tres. Es decir, sin Sergio.
Con seguridad Carrió desconoce los pactos espirituales, oportunamente celebrados entre Mauricio y Sergio. “En la casa del Flaco”.
Fue después del reencuentro transcurrido por el “escándalo de Tucumán”.
¿Conocerá Carrió detalles de las tratativas adelantadas? La ayuda espiritual de Macri a Massa. Para que Massa “no se bajara”.
Fue cuando Massa lo convenció a Macri que -si se bajaba- Scioli podía ganarle a Macri en la primera vuelta, por más de 45 puntos.
Es que después de la pedantería de las PASO, Massa y De la Sota, El Cordobés Profesional -aquí sin La Esfinge Lavagna- se plantearon la duda existencial.
¿Convenía acabar con Macri, que era más fácil, o con el kirchnerismo, una epidemia?
Con lo segundo, por supuesto.
Hacia la Era del VacíoDe todas maneras el balotaje, pese al estorbo Carrió, se resuelve en el interior del peronismo crítico. El que está enfrentado al kirchnerismo. Es el peronismo que evitó la perennidad de La Doctora. El que apoya a Massa, De la Sota, o Rodríguez Saa, El Alma de La Puntanidad, y que Macri tenía servido, a su merced.
En su momento, Macri lo desairó. Y ahora debe seducirlo. Para imponerse en la batalla final.

La conquista de Córdoba

En principio, Macri puede entusiasmarse por la conquista de Córdoba. Es donde produjo un fenómeno político. En el territorio donde La Doctora alojó su más grave error. Haber impuesto a Zannini, en la fórmula, como Tobillera equivocada de Scioli. El Cenador es el enemigo declarado de De la Sota, que está de moda, y estará más solicitado aún a partir de esta semana.
Significa que se mantiene la legitimidad de la duda existencial. Entonces puede asegurarse que tienta más apostar por el fin de la Revolución Imaginaria del kirchnerismo. Y dar cierta luz verde hacia la Era del Vacío.
Sin embargo Macri también puede lícitamente entusiasmarse con el apoyo eventual de Massa, al que se halla unido espiritualmente. Y no apenas por la oportuna ayuda sacerdotal, que tal vez llegó solo para que siguiera en la carrera.
Hacia la Era del VacíoOcurre que Sergio, en la práctica, no tiene retorno en el peronismo. Al menos en la patológica versión kirchnerista. Ya que no sólo le impidió en 2013 el proyecto de eternidad.
De manera que en 2015 Massa y De la Sota pueden anotarse también en la idea vaga del cambio, la que sedujo al Momo, Venegas Lynch. Y celebrarlo, incluso.
Como celebró la señora Malena, La Militante de Barrio, anoche, cuando arrancó el cántico que aludía al “minuto de silencio” para Scioli. “Que está muerto”.
La gran pregunta, para cerrar, es si Scioli huele, en definitiva, a calas. Si está políticamente para “taparlo con diarios”.
O si simplemente Scioli es la última víctima de la maldición que pesa sobre los gobernadores de la inviable Buenos Aires. O peor aún: si su traba consiste en ser del signo de Capricornio.
Habrá que consultar, en todo caso, a Medea.
Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.com
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Dejemos traicionar en paz

MAURICIO, DANIEL Y SERGIO (Miniserie que se acaba): Tensiones en la nación y en la ciudad.

Dejemos traicionar en pazInforme de Consultora Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari
especial para JorgeAsísDigital

Introducción
La traición exprés

O Daniel traiciona o se extingue.
“Entonces dejemos a Daniel traicionar en paz. Tranquilo”, confirma la Garganta.
Pronto, pero sin cargarlo de culpas. Para salir del laberinto.
El país, en efecto, necesita de la traición exprés.
Pero quien necesita la traición, sobre todo, es el traicionado.
Los irresponsables que llegan, con lo justo, al final. Exhaustos, con las monedas contadas, sin credibilidad, prisioneros de la obstinada fantasía.
Protagonistas de la Revolución Imaginaria que creyeron, sin embargo, que era real.
Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron
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El guión y el cassette

El “misterio de la presencia ausente”, Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, mantiene el (o la) cassette enchufada.
Desde el agotado peronismo vegetal, al cassette le basta para imponerse sobre el guión de Mauricio Macri, El Ángel Exterminador.
Dejemos traicionar en pazEl guión arrastra el pregón simple a favor del “cambio”. Con diferenciaciones taxativas entre “lo viejo” (que lleva “25 años de fracasos”), y “lo nuevo”.
La política “nueva” que llega, sin ir más lejos, con Mauricio. Y con la máxima estrella del macricaputismo. La señora María Eugenia Vidal, La Chica del Flores de Girondo, portadora del “destino manifiesto”. Fundamental. Y con Marquitos Peña, El Pibe de Oro, al que califican, con injusticia e ingratitud, de Mariscal (de la derrota).
Mientras tanto el eslabón perdido, Sergio Massa, Renovador de la Permanencia, titular de la Franja de Massa, aún se muestra con los tíos grandes que fuman. Los que le brindan solidez conceptual.
El Tío Roberto, La Esfinge, y el Tío José, El Cordobés Profesional.
Dos tíos que reparten caramelos insuficientes para desalojar a Mauricio del segundo lugar.
Los que debieron ir juntos, Sergio y Mauricio, hoy disputan la condición de segundos. Mientras sienten que el primero -Daniel- se les escapa. Montado en un burro setentón, pero aún utilitario.
Los dos segundos podían haber sido apaciblemente los primeros. Pero irresponsablemente se dividieron y ahora suplican el apoyo de la sociedad, cada uno por su lado.
Juntos, Mauricio y Sergio promueven, en la plenitud del error, la consagración de Daniel.
Dejemos traicionar en pazEs Daniel quien les debe a ambos, en efecto, la tensión presidencial que le aguarda.
A pesar de las dos graves supersticiones adversas que Daniel debe perforar. En principio, ser el gobernador de Buenos Aires, La Provincia Inviable.
Y la traba peor, casi desconocida, ser (del signo) de Capricornio.
“Nunca Argentina puede tener un presidente de Capricornio”, solía sentenciar la vieja bruja digna.

El Geniol y la caja

Con Scioli catapultado hacia la presidencia -gracias a Macri y a Massa- se reestrenan otros conflictos. O pulsiones, aquí anticipadas en “Se va el kirchnerismo, viene el peronismo”, cliquear.
El peronismo que vuelve sin haberse ido nunca. Destinos tratados en “De La Cámpora a los Gobernadores” (cliquear).
Preferible es referirse a los destinos de Mauricio, de Sergio, y de “los radicales que la hicieron bien”.
Para la evaluación precoz de Oximoron, Mauricio es quien debe enfrentar la problemática más fea. La sospecha de protagonizar una peregrinación por Tribunales, capitalizado por el cetro inútil del campeón moral. De baluarte de la ética. Según la Doctrina Carrió, por La Demoledora, Mauricio debió enfrentarse al narcotráfico. Pobre. No tuvo suerte.
Dejemos traicionar en pazMás que de la sabiduría política del pensador Durán Barba, El Equeco, lo que Mauricio necesita, en adelante, es dejarse asistir por un competente abogado penalista. Por ejemplo un emblemático doctor Marutian. De los sagaces lawyers capacitados para maniobrar entre decenas de causas judiciales simultáneas.
Ocurre que se le iniciaron a Mauricio abundantes causas que se mantienen abiertas y no se cierran. De las que suelen amontonarse en los cajones.
No obstante, ante el alejamiento del poder sensual, pueden volver pronto (las causas) al escritorio.
Hoy se cargan páginas perecederas, como los minutos televisivos, con las derivaciones del conflicto latente entre La Doctora y Scioli.
Por falta de imaginación, los colegas no intentan entrometerse, hasta aquí, en las derivaciones de la relación entre Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol, y Mauricio.
“¿Vieron muchas mesas en las calles de la capital que promuevan la candidatura de Mauricio?”.
Lo consigna, con malicia dirigida, el macricaputista interesado en mostrar que El Geniol no se desespera por lograr la victoria de quien casi se inmola por situarlo al frente del Artificio Autónomo.
Dejemos traicionar en paz¿También a Horacio hay que dejarlo traicionar en paz?
Los cambios que el geniolismo prepara, para administrar la ciudad, son domésticamente similares, según nuestras fuentes, a los cambios que se aguardan en la nación. Con el advenimiento del peronismo (agotado) y la partida del kirchnerismo que no aguanta más.
Los nombramientos anticipados de Scioli signan el retroceso del cristinismo salvaje, y de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. Pero también en el gabinete de Rodríguez Larreta trascienden los desplazamientos y remociones que signan el ocaso de varios macricaputistas. Los que van a quedar, según nuestras fuentes, al costado de los rieles.
Para la evaluación es bastante difícil que permanezca Montenegro, El Puma Simpático, Lombardi, El Llenito Feliz, o Chahín, El Paisano.
Los que apoyaron, en su momento, contra Geniol, a la señora Gabriela Michetti, La Novicia Rebelde, hoy compañera de fórmula de Mauricio (pero por decisión de Nicky, El Socio Discreto).
“Si es por Horacio, sólo se va a quedar Carolina Stanley”, confirma la Garganta.
Hasta es probable que el sustancial Edgardo Cenzón, incluso, “quiera rajarse”. Es menos conocido, pero Cenzón es quien controla la riquísima espiritualidad de la organización. Siempre auditada, según nuestras fuentes, por el silencioso Nicky, el exclusivo habitante de la mesa chica que también es motivo de impugnaciones calladas. No se le animan. Como nadie se atreve a criticar, en alta voz, a Mauricio.
Como corresponde a toda actividad política, sea nueva o vieja, la primera tensión entre Geniol y El Ángel, irrumpe, según nuestras fuentes, por el manejo de la caja.

Los radicales la hicieron bien

Pero Mauricio, en el fondo, hizo una gran obra de bien. Rescatar, del condenable olvido, a la legendaria Unión Cívica Radical.
Dejemos traicionar en pazA través de Cambiemos, la UCR tonifica “el aparato”. Va a tener decenas de intendencias, en especial en La Provincia Inviable. Y legisladores en cantidad, por todas partes. “Adelante sin cesar”.
Los radicales, que hicieron con exitosa eficacia el negocio, disfrutan los atributos de la debilidad que superaron. Hoy contemplan el futuro “con fe y esperanzas”. Como si fueran sciolistas tardíos que se anotan también en la ideología del positivismo. Con luminarias en el horizonte que los arrastran, otra vez, con o sin Mauricio, hacia las grandes ligas. Las que nunca debieron abandonar.
Son dos. Martín Lousteau, El Personaje de Wilde, y Facundo Manes, La Promesa.
El doctor Manes llena los teatros y entusiasma a las doncellas con el sublime cuentito científico que ya fatigó Terragno con Alfonsín. Ahora Manes pretende llenar, con votos, el teatro opulento del radicalismo.
Pero aparte, claro, siguen con vida los artesanos de este negocio perfecto y circular. Ernesto Sanz, La Eterna Esperanza Blanca, como Gerardo Morales, El Milagritos. Y abundan quienes aportan también algún crédito para la “sube” de José Cano, Nuestro López Obrador. o Alfredo Cornejo, El Tomba.

Final con tíos

Dejemos traicionar en pazEl Informe consigna, para terminar, que Massa tratará de entretener, en la placita, durante algún tiempo, a los dos tíos que fuman. Mientras tanto prepara las malignas artimañas para aplicar en el rol de jefe de la oposición. No está mal.
Aunque el Tío José, por lo que trasciende, no se resigna al juego de bochas. Algo calentito, también prepara la aventura presidencial del 2019. Donde volverá, con seguridad, a cotejar con Sergio.
El sobrino que vive en permanente campaña electoral, y tal vez ya apunta al senado venerable en 2017.
“De esta Sergio, una de dos, sale presidente o rico”, dijo un Frate, de la logia de Los Illuminatis.
Presidente, por lo menos, no sale.
Carolina Mantegari
Consultora Oximoron/Redacción final
para JorgeAsisDigital.com
permitida la reproducción sin citar la fuente.
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El peronismo es la ideología del poder

A 70 años de la construcción cotidiana del 17 de Octubre.

El peronismo es la ideología del podersobre informe de Consultora Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari
especial para JorgeAsísDigital
“Para ser peronista sólo basta con decir que sos peronista”, sostiene el lúcido reducidor.
“¿Nadie puede decirte que no lo sos?”.
70 años después, agotado, sin jefe y sin ideas, el peronismo se dispone a ganar otra elección. En “estado vegetal”.
Significa que desmitificar al peronismo es una tarea bastante fácil. Como encontrarle contradicciones. O agraviarlo. Burlarse. Culparlo.
Lo que cuesta es superarlo. No es lo mismo que vencerlo.
En elecciones el peronismo fue vencido por dos radicales. Alfonsín (1983) y De la Rúa (1999). Y fue desalojado por dos golpes militares, que fracasaron en 1955 y en 1976. Pero en setenta años de civilidad y de facto nunca, como fenómeno, logró ser superado.

Jefatura Vacante

El peronismo es la ideología del poderHasta aquí, para Consultora Oximoron, el peronismo sólo tuvo tres jefes. Tres -digamos- conductores.
Primero su fundador, por supuesto, Perón. El político que les lleva un campo de ventaja a los contemporáneos, antecesores y sucesores.
Segundo, el hoy menoscabado Menem, que mantiene pendiente el reconocimiento histórico.
Y el último jefe fue el más cercano. Kirchner.
Hubo también dos destacadas poleas de transmisión. No alcanzaron la dimensión de jefaturas verdaderas.
Cafiero, la polea entre Perón y Menem.
Y Duhalde, la polea entre Menem y Kirchner.
En la actualidad, al registrarse su quinto agotamiento, el peronismo carece de jefe. Contiene la conducción vacante. Un manejo que ni siquiera es colegiado. Un acuerdo tácito. Filosóficamente alejado del liderazgo conceptual. Le alcanza, no obstante, para mantenerse aferrado al presupuesto.
Descripto así, sin admirativa crueldad, cuesta admitir que el peronismo agotado se disponga, a través de Scioli, una positiva celebridad, a administrar el declive del poder por otros cuatro años.
El peronismo es la ideología del poderEl dato impresiona por la magnitud inofensiva del oponente. La intrascendencia de la contestación que sin embargo logra instalarle el clavo del desprestigio. Pero queda estampado en el mero intento de superación.
Las justificaciones abundan. Lamentos borincanos de impotencia y resignación.

Ideología reversible y dinámica

Para Oximoron, desde hace 70 años el peronismo es la ideología del poder.
Conquistar el poder, y conservarlo, se impone como el atributo principal. Con la característica inquietante que desvela a los estudiosos que pretenden racionalizarlo, con suerte relativa. Es precisamente el poder que aquí determina la ideología. Dependiente, siempre, de la circunstancia. A la que el peronismo inalterablemente se adapta. Con impostura liberal (Menem) o imaginativamente revolucionaria (Kirchner).
El peronismo es la ideología del poderAquí la ideología es reversible y dinámica. La re-significación conceptual es permanente.
Deriva en la herramienta indispensable para privatizar (Menem). O para estatizar (Kirchner). Incluso con los mismos sujetos. Un ejercicio perverso que logra envolver al oponente desconcertado, en un sistema mixto de oficialismo y simultánea oposición.
El conflicto, en definitiva, se encuentra siempre en el interior del peronismo. Hasta convertirse en sinónimo del sistema político.
Al que queda afuera, estampado entre fracasos, se le reserva el recurso de ladrar a la luna (cliquear). Situarse en el rol masivamente marginal del antiperonismo. Culpar al peronismo de todas las desgracias. Idea que cierra el circuito.
Resulta imposible interpretar al peronismo sin el antiperonismo que cae siempre en la trampa que lo legitima.
El peronismo es la ideología del poderLe construye la leyenda, el mito de la resistencia, a través de los muertos que siempre protegen y cubren.

Alarido de la moda

La cuestión del antiperonismo disfruta del último alarido de la moda intelectual. Culturalmente la onda antiperonista contiene tanta fuerza que el pensamiento peronista ya ni fluye. Se estanca, se refugia en la memoria. Ya no hay materia para ningún Jauretche, ni alucinante entusiasmo para ningún Cooke, o apenas un Hernández Arregui. No queda tiempo ni ganas, incluso, de releerlos.
Desde el peronismo hoy no se piensa. Se cobra, se gobierna.
Se hace cargo, a veces bastante mal, con una profesionalidad módica, de medianía apabullante. Mientras tanto, la patología del antiperonismo brilla por su propia impotencia. Ladra a la luna con luminoso rencor.

Lo popular populista

Tampoco nunca debiera minimizarse, ni descartarse, la inclinación hacia la justicia social. A veces sólo retórica, o apenas presente en el plano teórico.
El peronismo es la ideología del poderO su condición de movimiento ontológicamente popular.
Es acaso el adjetivo (popular) más complejo de la utopía política.
Admite el desprecio inmediato. La valoración técnica de “popular” deriva en el mote despectivo. Populismo.
Plantar las diferencias entre lo “popular” y lo “populista” se convierte en un ejercicio vano. En un tiempo, cuando el marxismo aun mantenía cierta relevancia, cuando hasta se lo respetaba, la palabra “popular” le pertenecía.
Nadie, ningún “momio”, iba a atreverse a endilgarle un carácter populista a la Unidad Popular, del romántico suicida chileno Salvador Allende.
Ni tampoco nunca nadie iba a calificar de populista al régimen de La Habana, el castrismo familiar, el fenómeno vividor del continente.
En cambio al peronismo -que ni siquiera en los 70 fue de izquierda- se le reserva para siempre la valoración técnica que mantiene el sentido de la condena. Por más que Ernesto Laclau, en su extravagante causa perdida, intentó otra interpretación del populismo. Un rescate forzado para el populismo que imposibilita cualquier idea que intente aproximarse a lo popular.

El placer inmediato

¿Basta entonces con decir que se es peronista para serlo?
Acierta el reducidor. “Es más simple que hacerte radical, o comunista, que da más trabajo, tenés que saber. En cambio decís que sos peronista y ya nomás lo sos”.
El peronismo es la ideología del poderIdentidad asegurada.
Ser peronista, hoy, es entonces una decisión. Para entregarse al placer inmediato. Lo sugiere el pintor más emblemático:
“El peronismo no te propone como el marxismo una revolución a la larga. Te brinda enseguida lo que te puede dar”.
Gobernabilidad, sin ir más lejos. Para intranquilidad espiritual de los antiperonistas que agravian sin poderlo superar.
Carolina Mantegari
Consultora Oximoron/Redacción final
para JorgeAsisDigital.com
permitida la divulgación sin citar la fuente.
Posted on 10:06 | Categories:

Ahora que no es hora para nada

MAURICIO, SERGIO Y DANIEL (Miniserie inagotable): Lamentos de Mauricio y Sergio sobre la leche derramada. Tarde.

Ahora que no es hora para nadaescribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
“Tarde me di cuenta que al final…”
José Canet

En 2007 Mauricio, El Ángel Exterminador, aprovecha el voto dividido del oficialismo para conquistar la jefatura del Artificio Autónomo.
Pero en 2015 Mauricio puede quedarse con las ganas de conquistar la presidencia, por haber dividido el voto opositor.
Paradoja extraña con moraleja: No aprendió de su propia experiencia histórica.

Dinámica del peronismo

En 2007 Mauricio se impuso sobre Daniel Filmus, El Psicobolche. Y sobre Jorge Telerman, El Peladito de Badía.
Telerman se encontraba al frente del Artificio. Desde que La Tragedia de Cromagnon arrastrara, para siempre, a Aníbal Ibarra, Resistente de Cerro Corá.
Entonces el peronismo, en su patológica versión kirchnerista, no supo generar una sola fórmula. Porque Alberto Fernández, El Poeta Impopular, aún era un funcionario importante. En ascenso suficiente como para obturar la candidatura de Telerman. Lo despreciaba.
Por aquellos rencores divisorios, emerge precisamente aquel Mauricio triunfal. Que domina el Artificio de la ciudad hasta para entregársela, con esfuerzo, a Rodríguez Larreta, El Geniol.
Ahora que no es hora para nadaLa historieta sirve para interpretar la dinámica del peronismo. Porque aquellos divididos y enfrentados hoy se amontonan para componer la desestructuración del Frente. Y promueven, para la presidencia, a Daniel, el Líder de la Línea Aire y Sol.
Desde El Peladito de Badía hasta el deteriorado Poeta Impopular.
Desde Cerro Corá hasta El Psicobolche. Todos se amontonan, con “fe y esperanza”, detrás del Aire y del Sol. Y reservan un lugar próximo, incluso, para El Geniol.
Por coherencia clavada, Mauricio debía alentar la unión del voto opositor a Daniel. Y de ningún modo dividirlo.
Debía consensuar con Sergio, El Renovador de la Permanencia.
Pero ya es Tarde. Como en el tango “Tarde” (de José Canet, 1947, no perderse el video con la voz de Julio Sosa).

Leche derramada

Lamentos inútiles ante la leche derramada.
Con elaborada racionalidad, en el macricaputismo tratan de no aceptar que se equivocaron.
Prefieren insistir en el error olímpico. Sin asumir que la pifiaron, con el sublime cuento de la pureza. Lo “nuevo” sin contaminarlo con “lo viejo”.
El cuentito resultó insuficiente. Como el armadito guión del “cambio”. Idea eficaz para lucirse entre los convencidos. Nunca -lástima- para ganar elecciones. Es que aún impera “lo viejo”.
Además de ser endeble, el guión se inspira en una fábula.
Ahora que no es hora para nadaIndica que el 60% de la sociedad se encuentra dispuesta al “cambio”. Contra el kirchnerismo, la patología que se traslada al peronismo. Debe estar dispuesta, la sociedad, por lo tanto, después de tanto fracaso, a votarlos.
Pero la ecuación es falsa. Porque funden el antikirchnerismo con la otra figura. La de los peronistas críticos del kirchnerismo. No representan lo mismo. La diferencia es -qué horror- ideológica. No haberla captado a tiempo implica otra grave consecuencia. La frustración.
En el macricaputismo supieron menoscabar a dos profesionales de la “política vieja”. Exponentes del siglo XX. El entonces aliado Ramón Puerta, Tengo Mil Novias, y el incorporado Diego Guelar, El Canciller.
Ambos -Puerta y Guelar- propiciaron, en 2014, con clarividencia, la necesidad de unir a Mauricio y Sergio. Como única forma de desalojar del poder a la patología.
Pero rebotaron. La onda del “cambio”, en definitiva, cambiaba. Ya no venía desde el peronismo, que estaba agotado (y fracasado). Sí podía venir desde los radicales, quienes desde la debilidad iban a hacer el negocio de la vida. Colmarse de intendentes, de legisladores, fortalecerse y ser felices.
Mientras tanto el pensador don Jaime, El Equeco, aconsejaba conquistar territorio con lo propio. La pureza étnica del origen. Lo “nuevo”.
Ahora que no es hora para nadaY para acercarse con exponentes de “lo viejo” estaban, en todo caso, los radicales. O lo que no era del gusto de Jaime: la coalición unipersonal de la señora Carrió.
La mera presencia monumental de Carrió imposibilitaba que Mauricio, en adelante, se acercara a Sergio. Como lo solicitaban los empresarios poderosos, los directores de medios que le suplicaban, francamente hartos de ser empujados por el kirchnerismo acosador y contranatural.
Pero Jaime y Marquitos, El Pibe de Oro, acertaban en algo fundamental. El peronismo estaba agotado. Y ni dudaron cuando, desde el Portal, fraternalmente, se les dijo que el peronismo, agotado y todo, podía embocarlos. Picarles el boleto. Vencerlos.
Al final Mauricio comprendió que, para llegar al balotaje, necesitaba los votos del peronismo crítico. Entonces le organizaron una kermesse para inaugurar el monumento a un irreconocible Perón, más parecido a Lorenzo Pepe. Venía decorado con peronistas aceptables de “lo viejo”. El Momo, Venegas Lynch, y Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas).
Lástima que fuera Tarde. “Ahora que no es hora para nada”, con estatuas no alcanza. Y las recursivas cartitas abiertas ya no conmueven a ningún destinatario.

La utopía del balotaje

Ahora que no es hora para nadaPara ser ecuánimes, debe consignarse también el error de Sergio.
En 2013, cuando estaba “en la buena”, Sergio no quería saber más nada con Mauricio. Lo humillaba, según nuestras fuentes.
Pero en 2015, cuando lo depilaron, desde afuera y adentro, “en la mala” (leer “Depilación a la cera negra”, cliquear), Sergio buscó las maneras de acercarse a Mauricio, que justamente estaba en alza. Tarde.
Después de La Batalla de Gualeguaychú, cuando Mauricio le ganó la pulseada por los radicales, el proyecto presidencial de Sergio carecía de sentido. Intentó entonces rendirse ante Mauricio. Tarde.
“Con Sergio nada”. Quien humillaba ahora era Mauricio.
Para colmo, muchos intendentes formaban fila india para abandonarlo a Sergio. Desde Giustozzi hasta Katopodis.
Pero se le iba a ir también Francisco De Narváez, El Caudillo Popular.
“No se confunda” -interrumpe la Garganta exagerada. “A Narváez se lo mandó Daniel. Para fulminarlo a Sergio, desde adentro”.
Como se iba a ir Tito Lusiardo, alias Juanjo, o Miguelito Peirano. Y hasta la señora Mónica López, La Blonda, sin “llevarse la que puso”.
Ahora que no es hora para nadaEn el Club Swinger se cambiaba la Franja de Massa por el Aire y el Sol.
Al final Sergio pudo recuperarse. Por el acierto de mostrarse más sólido y menos vivaracho. Al lado de Roberto Lavagna, La Esfinge, y de José De la Sota, El Cuarto Hombre. Dos que lo blindaban. Tarde.
En realidad con los blindadores, “ahora que no es hora para nada”, a Sergio tampoco le alcanza.
Ni les sirve siquiera a Mauricio y Sergio polarizar entre ellos por el privilegio de ser segundos. Complementos insólitamente divididos, que llegan tarde y juntos. Para unirse, tardíamente, si tienen suerte y logran conquistar la utopía del balotaje.
Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.com
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lunes, 12 de octubre de 2015

De La Cámpora a los Gobernadores

Renovada estructura de poder para diciembre.

De La Cámpora a los Gobernadoresescribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
“¿Ahora Gioja nos va a decir cómo tenemos que comportarnos?”, se inquiere la Garganta. “¿Y Alperovich de pronto nos va a bajar la línea? ¿O tendremos que seguir el ejemplo de Insfrán? ¿A quién le ganaron?”.
La Garganta define con una sentencia: “Esto viene para quilombo”.
Con la invariable presidencia de Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, emerge la nueva estructura de poder.
Trátase de la legitimidad política inspirada, según nuestras fuentes, en los Gobernadores del Justicialismo. Junto a pares aliados, como por ejemplo Sapag, de Neuquén, clavado para Ministro de Energía. O Closs, de Misiones, clavado para Turismo.
En este caso, son Gobernadores utilizados para respaldar. Para fortalecer y no (al menos en el principio) para conspirar.
El objetivo consiste en reinstalar positivamente -en medio del positivismo del Aire y del Sol- aquella Liga de Gobernadores.
Desvanecido el rol de las organizaciones gremiales, para el imaginario, la Liga representa la verdadera columna vertebral del peronismo (hoy en estado vegetal).
La Liga de referencia, que integraba Kirchner, El Furia, suplió, precipitadamente, al tambaleante radical De la Rúa. Para hacerse cargo del desastre (generado).
Como conocía de sobra a sus pares, en cuanto se hizo con la presidencia, lo primero que hizo El Furia fue desvencijarla. Acabó con la Liga, para evitar, con los temibles aparatos electrónicos de Stiuso, que entre ellos se comunicaran, siquiera, por teléfono.
A los Gobernadores, y algunos ex, Scioli planifica integrarlos al próximo gabinete. Otra vez, adquiere importancia sustancial el Ministerio del Interior. Deja de ser una cartera de adorno, a la que se le adosó Transporte, para darle un poco de caja y de trabajo. El Ministerio se reserva para Urribarri, de Entre Ríos, Padre del Marcador de Punta.
De La Cámpora a los GobernadoresSe reserva también la Cancillería para Juan Manuel Urtubey, El Bello Otero, de Salta, sobrino y discípulo del inolvidable Julio Mera Figueroa.
Es una designación que se convierte, acaso, en un doble error. Para Scioli como para el propio Urtubey. Ocurre que el sobrino de Julio es la joya estratégica del PJV (Partido Justicialista Vegetal). Suele contemplarse a diario y el espejo lo refleja como el próximo presidenciable, con banda y todo. Y a cualquier presidente -así se trate de Scioli- puede molestarle contar con un ministro de expectativas tan cantadas (no olvidar la relación de Menem con Cavallo).
Por lo tanto, Mousalli, el indiscutible hombre fuerte del sciolismo, revisa minuciosamente los pergaminos de otros aspirantes. Como Guillermo Franco, Andrés Cisneros, Matías Garfunkel-Madanes, o Jorge Telerman, El Peladito de Badía, que resiste la idea de sepultarse en el aburrimiento piadoso de Cultura.
Al cierre del despacho, de la flamante estructura de poder de los gobernadores queda infortunadamente afuera José De la Sota, El Cuarto Hombre. Porque el cordobés insiste en la aventura electoral. En el paseo cotidiano por los canales junto al eslabón perdido. Mientras tanto su sucesor, Schiaretti, Juan Vuelve, gobernador electo de Córdoba, ya mantiene lazos demasiado aceitados con el Aire y el Sol. Consolidados, diríase.
Como mantiene también sus lazos Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol. En una relación armónica con Scioli asegurada, según nuestras fuentes, por dos buenos amigos asociados.
De La Cámpora a los GobernadoresCristóbal, por parte de Scioli, y Tinelli, por parte de Geniol, que saborea desde ya los aires del “cambio”. Ampliaremos.
La relación con Aníbal, El Neo Corach, es para tratar aparte. En prometido abordaje.

El orden natural

Jefes que llegan cargados de experiencias y aptitudes de mando.
A falta del gran jefe nacional (característica del vigente Peronismo Vegetal) podrá asistirse a la suma extraña de jefaturas locales. Unificadas a través del positivismo sciolista.
Fueron hilvanadas meticulosamente, según nuestras fuentes, por el extinto Juan Carlos Mazzón, El Chueco.
Significa confirmar que para el primer tramo del ciclo que se avecina, la administración arrastra la idea del regreso hacia “el orden natural”. A los efectos de acabar, de raíz, con el eficaz puenteo de los intendentes que el kirchnerismo supo instalar. Para tijeretear los atributos de los gobernadores.
En los doce años que se destinan al canasto, los intendentes de peso, o más o menos, trataban directamente con los funcionarios nacionales, en desmedro de los gobernadores. Los que eran ablandados. Sometidos a las arbitrarias demostraciones de aplausos, con o sin cadena nacional. O en una burla al federalismo que alcanzaba el éxtasis de la humillación, cuando los gobernadores participaban, disciplinadamente, del show ceremonial de la firma de prórroga de deudas.
Paradójicamente, la inflamación de los intendentes puenteadores, representó también el germen de la aniquilación del cristinismo. Porque La Doctora fue reducida por los intendentes confabulados que el mismo kirchnerismo inflamó. De La Cámpora a los GobernadoresFue a través de aquellos mini-gobernadores acelerados de Buenos Aires, la Provincia Inviable, que Sergio Massa, El Renovador de la Permanencia, reprodujo -con la ayuda de Mauricio, el Ángel Exterminador- el esquema transitorio de poder que permitió acabar, para siempre, con “el sueño eterno”. El de la Doctora Eterna.

El poder que no cesa

Tensiones previsibles entre los Gobernadores que renacen, y los exponentes del poder que no cesa. Que se resiste a cesar.
Con cuadros que van a nuclearse alrededor de Aníbal, clavado como gobernador de Buenos Aires.
Aníbal emerge como el mayor receptor de los ambiciosos jóvenes de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. Organización que tiene una estrategia generacional de poder. Y planifica, a pesar de todo, una demostración de fuerza.
Ante la lógica lícita de la incertidumbre, La Cámpora atraviesa una anticipada atmósfera de crisis.
Fue inventada, diagramada y financiada desde el Estado. Diseñada, en realidad, por El Furia, después del colapso de Compromiso K. Cuando ya le había entregado a su esposa el bien ganancial del poder.
Aferrada al presupuesto, La Cámpora se acostumbró a gobernar desde Olivos. Con la instructiva luz verde de La Doctora y la jefatura sobreactuada de Máximo, En el Nombre del Hijo, hoy en campaña en Santa Cruz.
De La Cámpora a los GobernadoresA partir del deceso de El Furia, después del histórico acto de Vélez -abril de 2011- y a través de la utopía de “ir por todo” de La Doctora, los muchachos se dedicaron a capturar los diferentes resortes del Estado. Para poblarlos.
Con más puntos de contacto con la Coordinadora radical, de los ochenta, que con los Montoneros de los setenta, estos referentes generacionales signan la etapa que se clausura. Para ubicarse en el centro del litigio, pero con decenas de diputados propios.
Los encabeza De Pedro, El Wado, que se reserva el manejo de la Cámara. Del mismo modo que Julián Alvárez, El Soberbio de Lanús, pretende reservarse el control de la Justicia, así gane o pierda en la mini-gobernación de Lanús. Y como si no irrumpiera pronto Casal, El Peruca.
Treintones enfrentados -De Pedro y Álvarez- por distintos criterios “para la construcción”, con Larroque, El Cuervo, u Ottavis, El Peronista de la Banda.
Con la representación de La Doctora, que se va, y con la predisposición de Aníbal, que se queda, los generacionales de La Cámpora se disponen a enfrentar los rigores del debilitamiento. De la tentación sciolista, la posible dispersión, o la abrupta pérdida de influencia.
“¿Estos gobernadores que se la llevaron toda van a venir a acusarnos de ñoquis? ¿Desde cuándo? ¿A quién le g…”.
Continuará
Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.com
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Se va el kirchnerismo, viene el peronismo

MAURICIO, SERGIO Y DANIEL (Miniserie inagotable): Scioli y la traición obligada.

Se va el kirchnerismo, viene el peronismoescribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
“Se va el kirchnerismo, viene el peronismo”.
Otra vez, en la Argentina ontológicamente peronista, el poder se dirime en el interior del peronismo.
La superstición que se encuentra políticamente agotada. Con candidato, Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol. Pero sin jefe. Aunque los envolventes peronistas simulan que La Doctora es la Jefa.
“Fenómeno maldito” para Cooke. “La plaga” para Vargas Llosa. Pero el peronismo aun mantiene la espalda cultural que facilita la convivencia entre personajes que se detestan. Enfrentados entre sí.
Es una espalda que sirve también de red de contención para los saltos ornamentales de ostensible espectacularidad. Como el de la señora Mónica López.
Para escandalizar a la racionalidad del antiperonismo. Un factor sustancial, complementario de la identidad.
Sin el espanto cotidiano del antiperonismo, jamás el peronismo se podría -siquiera- entender.

Asamblea Polifónica de Perdedores

Mientras tanto, el estadista matemáticamente predestinado para vencer al peronismo, Mauricio Macri, El Ángel Exterminador, se desgasta con el apoyo de los convencidos.
Se va el kirchnerismo, viene el peronismoLos que se conmueven con los editoriales de La Nación. Concentran una dureza que supera al propio Macri. Aunque se esmere, nunca la consigue igualar.
A su pesar, Macri representa a la multitudinaria escuadra de antikirchneristas pasionales. Son el obstáculo -nada menor- para ganar la elección.
Los convencidos, en simultáneo, lo acotan. Para reservarle, a lo sumo, el segundo lugar. El que le posibilite alcanzar la gloria módica del balotaje.
Pero antes que con Scioli, debe Macri competir con Sergio Massa, El Renovador de la Permanencia.
Y se equivocaron juntos (Macri y Massa) al participar, sin Scioli, del debate menos necesario de la historia. Pero fueron arrastrados por la importancia autorreferencial de determinados medios de comunicación. Y de periodistas que aún creen -como el cristinismo- en el propio relato.
Juntos, Massa y Macri, beneficiaron aún más a Scioli. Al participar de la asamblea polifónica de perdedores que se disputaban un triunfo testimonial. O algo más grave, el rol de campeones morales.
A pesar de la ausencia anecdótica en la asamblea, el problema es que Scioli se le escapa a Macri (para consolidar el rencor de sus convencidos).
Mientras tanto Massa pugna por alcanzarlo a Macri, blindado con De la Sota, El Cuarto Hombre, y Lavagna, La Esfinge.
Se va el kirchnerismo, viene el peronismoSin embargo en la contienda Massa-Macri la variable de ajuste consiste en castigarlo a Scioli, que gracias a ellos está inmerso en otra problemática.
Ocurre que se instala la polémica idea del Scioli transitorio. Como si se tratara apenas de una pausa, a los efectos de aguardar el regreso triunfal de La Doctora.
Se habla de un Scioli por cuatro años, por ocho, o apenas por tres meses. A través de semejante discusión, naturalmente Macri y Massa quedan fuera del juego. Sin otra alternativa que pelearse entre ellos, por el cetro del campeón moral.

La traición obligada

Se acapara la atención en Scioli porque se encuentra en el centro del laberinto. O traiciona o se extingue. O la pilotea como puede, para estirar la mediocridad hasta el infinito.
Para la causa santa del kirchnerismo (que se va), si modifica la patología de la política económica, Scioli es un traidor.
Emerge entonces el turno entonces de la traición anunciada. Obligada. Con directo arrojo la anuncia el gobernador Urtubey, El Bello Otero, desde el centro del Imperio.
Enuncia Urtubey la categórica obviedad: para intentar cualquier despegue elemental, para facilitar el regreso de los capitales, hay que arreglar con los “holdouts” (consta que ni siquiera por cortesía hacia La Doctora dijo “los buitres”).
Claro que, si no modifica las alucinaciones económicas del relato, la ficción que se jacta del desendeudamiento, Scioli se estrella contra la realidad. Hasta extinguirse.
Significa deducir que Scioli, si no traiciona, se autodestruye. Y si traiciona es probable que el cristinismo, si puede, lo masacre.
Se va el kirchnerismo, viene el peronismoEn la mera gestualidad, con la problemática aceptablemente instalada, y por las dudas de los que siempre consultan, puede decirse que Scioli ya tiene la elección en el bolso. De manera que prepara, desde el piso 19 del Banco Provincia, la administración del poder que se avecina. En la estricta fusión con los gobernadores, la auténtica columna vertebral, aunque ya ni siquiera gobiernen nada.
Al respaldarse en los gobernadores, ya se anticipan los rigores de la próxima pulsión interna. Son tensiones que pasan para 2016.
Entre el peronismo que se viene, y el kirchnerismo minoritario que se va, aunque se resista a partir.
Se extiende desde La (Agencia de Colocaciones) Cámpora, que atraviesa su propia interna para tratar pronto, hasta el extraño Partido Comunista, el Frente Grande y todos los sellos Buscapinas del pretexto humanitario que componen el frepasismo tardío. Se encuentran aferrados al presupuesto, con excelente posicionamiento en las cámaras, y con la militancia rentada en la totalidad de los ministerios, o directorios de empresas.
Se descuenta que, en el primer tramo, podrán conservar sus sueldos y privilegios, pero desde ya se advierte la persistencia del conflicto tan anunciado. Obligado. Como la propia traición.

La moda del oportunismo

Ante la impotencia o el horror de Macri y de Massa, se instala, aparte, otra certeza. Es la moda oportunista. Consiste en saltar -como sea- hacia el bando de Scioli. O resignarse.
Los empresarios que hicieron lo imposible para unir las fuerzas de los (torpemente) divididos Macri y Massa, y así acabar con el peronismo agotado, ahora cuidan sus figuras.Se va el kirchnerismo, viene el peronismo Como si se entrenaran para practicar el fútbol de salón.
Los oportunistas, los que ven debajo del agua y nunca se equivocan, hoy marcan los ritmos del resultado que, a su pesar, se impone. Aunque puedan, y aún desean, matemáticamente equivocarse.
Sólo a partir de la certeza del advenimiento sciolista se entiende el desplazamiento ornamental de la señora Mónica López, La Blonda.
Con su salto, López estimula la pasión del antiperonista que prefiere inclinarse por agraviar. Por espantarse, antes que entender. Riesgosamente lo que demuestra Mónica López es que el poder está del lado de Scioli. Y que insistir con Massa, como su marido, es otra manera frugal de perder el tiempo.
Quienes condenan a La Blonda en nombre de la ejemplaridad moral, o de la gastada ética republicana, no entienden la perversidad del juego que inspira la próxima literatura antiperonista, con seguro destino de éxito.
En elecciones lo prioritario es ganar. Y en el poder peronista lo ontológicamente recomendable es estar adentro. Como lo entendió Tito Lusiardo, alias Juanjo. O Francisco De Narváez, El Caudillo Popular. Y la totalidad de los Soldados de Salamina que volvieron desde La Franja de Massa.
El conjunto interminable de “vivos” que Sergio, acaso por fallas de conducción, “tomó por b…” Ampliaremos.
O se es mandíbula o se es bocado.
De manera brutal, sepultada en el grotesco, La Blonda López demuestra que mantiene vocación para ser mandíbula. Y aunque la denigren, alcanza el anhelado renombre que le permite acomodarse en el bolillero. Para gobernar. Estar adentro. O bailar -por qué no- por un sueño. Atractiva es. La mandíbula puede atreverse.

La vuelta del peronismo ontológico

Pese a los enojos que se sobreactúan, La Doctora prosigue la monotonía del proceso electoral, con relativa -según nuestras fuentes- indiferencia. Pero decidida a ser protagonista de la cadena nacional, hasta el penúltimo día. Se va el kirchnerismo, viene el peronismoMás preocupada por la estabilidad inmediata, por el control casi asegurado de la justicia, que por el regreso estratégico.
El regreso entusiasma a los adeptos que dependen exclusivamente de La Doctora. Como la señora de Carlotto. O su enemiga íntima, la señora Hebe.
A partir de sus reservas, ambas envuelven a los opositores y anticipan también, a sus maneras, que la banda es para Scioli. Aparte, ambas damas sospechan, razonablemente, que el peronismo dominante no las contiene. A lo sumo las soporta. Porque la centralidad del pretexto humanitario contiene el riesgo de esfumarse.
Hoy La Doctora está jugada a la suerte de Aníbal Fernández, El Neo Corach. Es el auténtico canal para recibir a los ambiciosos de la Agencia de Colocaciones.
Es Aníbal el que puede amagar, al menos, con alguna continuidad del conflicto con el Grupo Clarín. Donde comienzan a inquietarse, según nuestras fuentes, por sus propiedades en San Pedro, Provincia Inviable.
Es la guerra que Scioli, de llegar a la presidencia, en su traición obligada, amenaza tácitamente con clausurar. Consta que se está en las vísperas de la aceptación de la derrota.
Queda, para La Doctora, la amargura que crece en coincidencia con el rencor. Por la certeza de haber desgastado los últimos siete años en la beligerancia absurda. Contra el Grupo que fue sustancial para que El Furia, en el primer tramo, conquistara la hegemonía.
“Los kirchneristas dieron una sola gran batalla honorable, con Clarín, y para colmo la pierden”, confirma la Garganta. Resignada a convivir -así gane cualquiera de los tres- con un Grupo Clarín fortalecido. Con antojo de revancha y con el mismo plantel agotado, “cansado de guerra”, y avejentado.
Se va el kirchnerismo, viene el peronismoCon la traición obligada, en la Argentina ontológicamente peronista se viene el peronismo ontológico que fue, en estos doce años, un instrumento complementario. Un beneficiario culposo del festín. O apenas un aplaudidor serial, para “estar adentro” y sobrevivir.
Oberdán Rocamora
para JorgeAsísDigital.com
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