viernes, 12 de diciembre de 2014

La chaya del poder

Relevamiento Federal, La Rioja: Operativo Clamor. La re reelección de Luis Beder Herrera.

La chaya del podersobre Informe de Consultora Oximoron
escribe Oberdán Rocamora
especial para JorgeAsísDigital
La Rioja, especial
“Si no es él, ¿quién?”, dijo el senador Carlos Menem.
“Él” es el hegemónico gobernador Luis Beder Herrera. Carga con dos períodos y carece de derecho a un tercero.
Reproduce en La Rioja las claves del caudillismo cultural. Se reproduce la constancia del Operativo Clamor, a los efectos que Beder acepte ir por la re reelección. Después de todo siempre puede plantearse una reforma constitucional.
“La Rioja lo merece y Beder merece quedarse cuatro años más”, confirma la Garganta.
Sentimiento que expresa la diputada Teresa Madera. Es el tema clavado de conversación en las mesas de la confitería del hotel Naindo. O en el histórico Plaza.
Para colmo se llega a la literaria conclusión que es el propio Beder quien impulsa el operativo re reelección, que en simultáneo niega.
Y cuanto más lo niega, en la chaya riojana del poder prospera más la necesidad de que Beder permanezca. Y que acepte -para alegría de los riojanos agradecidos- el sacrificio de gobernarlos.
Conste que Beder Herrera, El Eduardista, en materia de manejo total del poder, superó a Carlos Menem. Domina los cuatro poderes. Los tres tradicionales, los manejables, más la prensa, el poder más indomable.
La chaya del poderDe todos modos, en la última elección legislativa, el invencible Beder por poco pierde con Julio Martínez, el diputado radical. Le ganó apenas por 700 votos.
Para la ocasión, Martínez contó con el apoyo del peronista Ricardo Quintela, el intendente de La Rioja capital, que tiene la asignatura pendiente de la gobernación.
Hoy los bederistas degradan a Quintela por haberlo apoyado al radical. Aunque en realidad Quintela apoyó a Ismael Bordagaray, intendente de Famatina que despunta como el hombre de Sergio Massa en la provincia. Una cucarda que Bordagaray comparte con Jorge Yoma, siempre presente en la chaya para mojar. Y con el “yomista” Gustavo Minuzzi, de Aimogasta. Es el intendente que cuenta con la viceintendente más codiciada. Anahí Ceballos, La Reina del Olivo.
Trasciende que Bordagaray se diferencia de Beder por la cuestión de la minería “a cielo abierto”. Antes juntos proclamaban: “El Famatina no se toca”.
Beder y Bordagaray compartían la consigna cuando los canadienses de la Barrick se disponían a explotar las minas de oro.
La chaya del poderPero de pronto, acaso por un llamado trascendental, Beder cambió radicalmente de criterio. Suplantó a los canadienses por los chinos y se agravó el litigio con Bordagaray. Con ciertos daños colaterales. En adelante Beder no enviaría hacia Famatina el dinero que le correspondía. Y para juntar alguna moneda el intendente se dedicaba a organizar una kermesse.

Mojar, rociar

Mientras Beder rechaza la vedada postulación que sigilosamente impulsa, se expande la extraordinaria colección de bederistas que quieren mojar en la chaya. Se proyectan para sucederlo. Y comparativamente lo agigantan. Lícitos ambiciosos que se prenden en el festival, también quieren “mojar, rociar”, características del fenómeno cultural. Y continuar con las claves del modelo bederista, con la “piedra filosofal” de las SAPEM (ampliaremos si viene al caso).
Desde el vicegobernador Casas, hasta los ministros Bossetti, Saul, Rejal o Del Moral (sigue la lista). Se incorporan como complementos del trío de dirigentes que ocupa la centralidad. Con Beder siempre en primer lugar, inmanente y superior. Y por debajo los aliados que tal vez, al cierre del despacho, dejaron de serlo. El radical Martínez y el peronista Quintela. Inmersos, los dos, en la estrategia aún indefinida de la Franja de Massa.
Con la captación de Martínez, en La Batalla por los Radicales (cliquear), Massa parece imponerse a Mauricio Macri en La Rioja.
Aunque Macri, al contrario de Massa, aquí mantiene sus macricaputistas propios. El PRO Rioja con Daniela Herrera, la hija de don Eligio.
Sin embargo Macri prefirió insistir en los lineamientos sustanciales de su política innovadora. Para impactar con la propuesta desopilante al técnico Ramón Díaz, el máximo ganador de la región.
La chaya del poderUn pícaro -Díaz- lo suficientemente adiestrado cómo para marearse con espejitos de colores. Al mejor estilo Hugo Franco, Díaz pudo decir: “No compro espejitos, los vendo”.
No conforme, obstinado en su filosofía, trasciende que Macri le propone la candidatura al folklorista Sergio Galleguillo. Un crack que sintoniza perfectamente con la lógica del poder, ya que se destaca como el Rey de la chaya popular, la real, la fiesta de la algarabía (ver video).

Baño María

Extendido en agradecimientos hacia Beder, dijo Menem “si no es él, ¿quién?”.
Entonces justamente aparece en la chaya Eduardo Menem, su hermano. Es quien fue precisamente el constructor de Beder como producto político.
Es el secreto que conservan todos los informados de La Rioja.
Como producto, debe aceptarse que Beder le salió a Eduardo demasiado bien.
“Se le fue la mano en el Baño María”, confirma la Garganta.
En los noventa, Eduardo lo protegía, lo avalaba, lo llevaba de la mano al Eduardista en alguno de los viajes por la Inter-Parlamentaria.
Le mostraba el funcionamiento del mundo. Le enseñaba a manejar los cubiertos. Lo educaba. Lo pulía.
La chaya del poderY al extinguirse la civilización menemista, Beder era vicegobernador de otro Maza, con zeta, El Didi.
Con relativa habilidad, ambos (Didi y Beder), en defensa propia, decidieron distanciarse del poder que concluía. Con el objetivo de reposicionarse con el nuevo poder.
“La Rioja, para pagar sueldos, siempre tiene que estar bien con el poder central”, confirma la Garganta.
Debe aceptarse que Didi Maza y Beder se excedieron con “el baño María” de la distancia. Dejaron de responderles, a los manchados de menemismo, hasta el teléfono.
Los sobrevivientes de la civilización menemista se hicieron entonces rápidamente kirchneristas convencidos.
Y en cuanto Beder logró desalojar de la gobernación a Maza, con un impecable golpe parlamentario, se dedicó a reproducir, en su feudo, el modelo kirchner-cristinista.
Y ahora ocurre que Eduardo Menem, aquel jefe protector que aún conserva la evocación del prestigio, decide probar suerte como gobernador.
Y a los efectos de contar con información fidedigna sobre el estado de las cuentas, Eduardo pidió, según nuestras fuentes, una audiencia institucional con el Señor Gobernador.
Después de la década larga, los compadres volverían a verse.
La chaya del poderSin embargo Beder no recibió, al antiguo jefe, en la Casa de Gobierno. Ni siquiera en la embajada de La Rioja en Buenos Aires.
Prefirió recibirlo en un hotel de la avenida Las Heras, donde el Señor Gobernador suele atender en la semana. Mientras, a través de los efectivos mensajes de texto, el caudillo conduce la provincia, y recibe los ecos del Operativo Clamor que fomenta y con firmeza rechaza.
Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.com